https://youtu.be/HHlAIH1Wunk

Este video es la Parte 3 de la serie Salvando a la humanidad. Por error, pasé por alto la publicación de este video antes de publicar la parte 4 de esta serie. Mis disculpas.

En la parte 2 de esta serie, les prometí que discutiríamos un pasaje entre paréntesis muy controvertido que se encuentra en el libro de Apocalipsis:

 “Mas los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años.” Apocalipsis 20:5a Reina Valera Gómez.

En ese momento, no me di cuenta exactamente de lo controvertido que resultaría. Supuse, como casi todos los demás, que esta frase formaba parte de los escritos inspirados, pero gracias a un amigo entendido, me enteré de que en alrededor del 40% de los 200 manuscritos disponibles de Apocalipsis 20 no tienen la parte 5a. Incluso en los manuscritos donde se encuentra la parte de apocalipsis 20:5a, se presenta de manera muy inconsistente. A veces, solo está en los márgenes.

Entonces, ¿deberíamos dedicar tiempo a discutir algo que probablemente se originó con los hombres y no con Dios? El problema es que hay muchas personas que han construido toda una teología de la salvación que depende en gran medida de esta sola frase de Apocalipsis 20:5. Estas personas no están dispuestas a aceptar la evidencia de que se trata de una adición falsa al texto bíblico.  ¿Y qué es exactamente esta teología que están guardando con tanto celo?

Para explicarlo, comencemos leyendo Juan 5:28, 29:

“No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron bien, saldrán a resurrección de vida; y los que hicieron mal, a resurrección de condenación.» (Juan 5:28, 29 Reina Valera 2004)

Otras traducciones de la Biblia reemplazan «condenado» con «juzgado», pero para esas creyentes, da lo mismo. Consideran que se trata de un juicio condenatorio. Estas personas creen que todos los que regresen en la segunda resurrección, la resurrección de los injustos o los inicuos, serán juzgados y condenados. Y la razón por la que creen esto es que Apocalipsis 20:5a dice que esta resurrección ocurre después del Reino Mesiánico de Cristo que dura mil años. Por lo tanto, estos resucitados no pueden beneficiarse de la gracia de Dios dispensada a través de ese reino de Cristo.

Obviamente, los buenos que resucitan en la primera resurrección son los hijos de Dios descritos en Apocalipsis 20:4-6.

“Y vi tronos, y se sentaron en ellos; y el juicio fue asignado a ellos. También vi a las almas de los que habían sido muertos por causa del testimonio de Jesús y por causa de la palabra de Dios, y a los hombres que no adoraron a la bestia salvaje, ni a su imagen, ni habían recibido la marca en su frente o en su mano. Y vivieron y reinaron juntamente con su Cristo estos mil años. Ésta es la primera resurrección. Dichoso y santo el que es partícipe de la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de su Cristo, y reinarán juntamente con Él estos mil años.”. (Apocalipsis 20: 4-6 Biblia Peshitta – del arameo)

La Biblia no habla de ningún otro grupo que resucite a la vida eterna. Entonces esa parte está clara. Solo los hijos de Dios que reinan con Jesús por mil años son resucitados directamente a la vida eterna.

Muchos de los que creen en una resurrección para condenación también creen en el tormento eterno en el infierno. Entonces, sigamos esa lógica para ver a que no lleva.

Si alguien muere y va al infierno para ser torturado eternamente por sus pecados, realmente no está muerto, ¿verdad? Como puede sufrir el alma en el infierno si está muerto. Entonces, ¿cómo puede uno resucitarse si ya está vivo? Los creyentes en el infierno y en el alma inmortal dicen que es solo el cuerpo de carne, cuerpo humano, que se resucite.

Eso significa que nuestro amoroso Dios saca a estas pobres almas condenadas del infierno, les da un cuerpo humano para que puedan presentarse ante él, les dice que están condenados al infierno, como si no se hubieran dado cuenta ya, mata su cuerpo recién creado, y luego los envía de vuelta al infierno.

Esta es una doctrina particularmente estúpida, y más que eso, una doctrina demoníaca diseñada para calumniar el nombre de Dios haciéndolo pasar por una especie de sádico punitivo.

Ahora bien, si no crees en el infierno ni en el alma inmortal, ¿entonces qué?  Si aceptas el tiempo que sugiere este supuesto versículo espurio, todavía te queda la idea de un Dios que resucita a la gente, sólo para decirles que van a morir de nuevo.  ¿De qué sirve eso? Estaban inconscientes en la muerte y una vez que son ejecutados de nuevo, seguirán inconscientes de su castigo.  Entonces, ¿por qué molestarse? De nuevo, una creencia estúpida.

Para mucha gente, no es suficiente que los inicuos mueran eternamente, y que simplemente dejen de existir para siempre. No, estas personas quieren venganza más allá de eso. Quieren que los que les han hecho mal sufran y sufran y sufran.  Estas personas tienen un problema. No han entendido el amor de Dios y por eso no pueden imitarlo.

Pero, ¿qué pasa si Apocalipsis 20:5a no es espurio?  ¿Cómo explicamos la cronología que nos da?  Parece contradecirse con las Escrituras.  Por ejemplo:

«Así que, como por el pecado de uno vino la condenación a todos los hombres, así también, por la justicia de uno, vino la gracia a todos los hombres para justificación de vida.» (Romanos 5:18 RVG)

Miles de millones de personas han muerto en la ignorancia del Cristo, muchos muriendo en los miles de años antes de que Jesús llego a la tierra. ¿Cómo pueden éstos recibir la gracia de Dios que se derrama sobre todos los humanos, si son resucitados después del período de tiempo en que se derrama esa gracia, es decir, después del reinado de mil años de Cristo?

Todo el propósito del reino de mil años de Cristo junto con sus hermanos ungidos sirviendo como reyes y sacerdotes es reconciliar a toda la humanidad de nuevo en la familia de Dios. Entonces, ¿por qué resucitar a miles de millones después de que ese tiempo haya terminado?  No tiene sentido.

Lo que Juan 5:29 dice en realidad es que la segunda resurrección será para juzgar, no para condenar. Vea la traducción de la Nueva Biblia Latinoamericana:

y saldrán: los que hicieron lo bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de juicio.

El juicio no es la condenación.  Puede acabar en condenación, pero también puede acabar en exoneración. Si uno entra en juicio ante un juez, es con la esperanza que le encuentran inocente.

Si aceptamos que Apocalipsis 20:5a no es espurio, ¿hay alguna forma de verlo que nos permita creer que los miles de millones de injustos que han muerto serán resucitados bajo el reinado de Jesús y se les dará la oportunidad de arrepentirse?

Sí, la hay. Usted recordará de nuestro último video, parte 2, que la muerte tiene dos significados en la Biblia. Hay una muerte física que todos experimentamos, pero que Jesús llamó un estado de sueño del cual despertaremos. Luego está la muerte espiritual, que todos experimentamos hasta que nacemos de nuevo. Uno puede morir físicamente mientras que vive espiritualmente.  Así fue el caso con Jesus.

Sabemos que la muerte espiritual y la vida espiritual son más importantes que la muerte física y la vida física.  Todos tenemos vida física, pero todos estamos muriendo. La vida física como la conocemos es moribunda.  Pero la vida espiritual es eterna.

Esas Biblias que contienen el supuesto verso espurio de Apocalipsis 5a dicen que el resto de los muertos no vuelven a la vida sino hasta que terminen los mil años.  No dice que no sean resucitados, sino que no vuelven a la vida.  La biblia no aclara a qué tipo de muerte y a qué tiempo de vida se refiere. Hay resurrecciones a las que se hace referencia en las Escrituras precristianas, pero esas eran a la vida física. Esas personas murieron de nuevo. Así que cuando fueron resucitados, todavía estaban muertos a los ojos de Dios. Ellos no vinieron a la vida como aquellos en la primera resurrección vienen a la vida.  Recuerde el contexto de Apocalipsis 20:5. Habla de la primera resurrección y de cómo los que la experimentan nunca morirán, y que la segunda muerte no tiene poder sobre ellos. En ese contexto, es lógico concluir que al decir el resto de los muertos se refiere a los que todavía están muertos espiritualmente, aunque hayan sido resucitados físicamente, y venir a la vida al final de los mil años no significa venir a la vida física, sino a la vida espiritual, es decir, a la vida eterna.

Algunos pueden estar en desacuerdo, pero tal interpretación es plausible y no entra en conflicto con las Escrituras.

Así que, en el mejor de los casos, este versículo probablemente espurio es ambiguo y, por lo tanto, no puede utilizarse para demostrar ni una interpretación ni la otra.

Quiero que entienda lo que significa estar vivo y muerto desde el punto de vista de Dios y lo que significa realmente la gracia de Dios. Para ello, veamos Efesios 2:1-10 de la Biblia Dios habla hoy:

Antes ustedes estaban muertos a causa de las maldades y pecados en que vivían, pues seguían los criterios de este mundo y hacían la voluntad de aquel espíritu que domina en el aire y que anima a los que desobedecen a Dios. De esa manera vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, siguiendo nuestros malos deseos y cumpliendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y de nuestros pensamientos. A causa de eso, merecíamos con toda razón el terrible castigo de Dios, igual que los demás.

Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande, que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. (Efesios 2:1-6)

¿Note usted?  Dios nos dio vida cuando todavía estábamos muertos.

y en unión con Cristo Jesús nos resucitó, y nos hizo sentar con él en el cielo.

¡Aguanta!  ¡Espera un momento!  Pablo está hablando en tiempo pasado.  Pablo y sus lectores siguen vivos como humanos imperfectos. Todavía son pecadores. Sin embargo, está hablando como si esto ya fuera un hecho consumado.  Esto es importante para nosotros, porque nos consume saber el “cuando” de las cosas (cuando va a pasar esto o aquel) y así perdemos de vista el hecho de que estamos tratando con el eterno Dios todopoderoso y por lo tanto el elemento de tiempo no es importante.  Lo que nos debe preocupar no es el «cuándo», sino el «qué». ¿Qué hará Dios por nosotros y qué tenemos que hacer para beneficiarnos de su gracia?

Siguendo la lectura de Efésios 2, desde el 7.

Hizo esto para demostrar en los tiempos futuros su generosidad y su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios. No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede gloriarse de nada; pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano. (Efesios 2:7-10)

¿Se ha fijado en la última parte?

No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios. No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede gloriarse de nada; (vs. 9, 10a)

Eso significa que no obtenemos la vida eterna en virtud de nuestras obras. Claro, no podemos quedarnos de brazos cruzados y esperar ser salvados, pero no importa cuántas obras buenas hagamos, nuestras obras no son la base de nuestra salvación, sino es la gracia de Dios.

No digo que las obras no cuenten en absoluto.  Pablo concluye diciendo que sí cuentan:

él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano. (vs. 10b)

El punto es que las obras no son nuestras, sino resultan del espíritu que Dios nos da, así que Pablo dice que Dios “nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras”.

Con esto en mente, examinamos Apocalipsis 20:11-15.

“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo; y no fue hallado lugar para ellos. Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar dio los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el infierno fueron lanzados en el lago de fuego. Ésta es la muerte segunda. Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida fue lanzado en el lago de fuego.” (Apocalipsis 20: 11-15 RVG)

Si entendemos que todo esto sucede después de los mil años fuera del arreglo que el reino mesiánico provee, debemos concluir que estas obras son obras hechas en su vida anterior. Eso significaría que alguien en Sodoma durante los días de Abraham será juzgado en base a su estilo de vida de entonces.

Tal creencia contradice lo que acabamos de leer en Efesios, porque acepta la posibilidad de que alguien pueda ser juzgado digno de la vida en base a sus obras.

Por otro lado, si estos individuos son resucitados durante el reino de los mil años, entonces lo que acabamos de leer en Efesios puede aplicarse a ellos también.

Sin embargo, sí dice en Apocalipsis que estos resucitados son juzgados sobre la base de las obras que hicieron. ¿Cómo podemos equilibrar eso con lo que acabamos de leer en Efesios de que nuestra salvación no se debe a nuestras obras sino al don gratuito de Dios? Nuevamente, podemos referirnos al versículo 10 del capítulo 2 de Efesios que nos dice que las obras son parte del proceso. Pero las obras no son las que hacemos por nuestro propio poder, sino más bien por poner fe en Jesús, Dios «nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras». Entonces, las obras son el resultado del Espíritu Santo obrando en nosotros debido a nuestra fe en Jesús. Así es como los que resucitan durante el reinado de mil años pueden ser salvos, por poner fe en el hijo de Dios.

¿Pero no indica el contexto de Apocalipsis 20 que los versículos 11 a 15 ocurren después de que los mil años hayan terminado?

No necesariamente.

Debemos tener en cuenta que las divisiones de capítulos y versículos se agregaron muchos siglos después de que se escribió el texto original. El griego original se escribió sin puntuación, saltos de párrafos y divisiones de capítulos. Los capítulos se insertaron en base a la comprensión del traductor, y más de una vez he descubierto que las divisiones de los capítulos crean problemas. Entonces, miremos los últimos tres capítulos de Apocalipsis sin considerar los capítulos mismos, leyéndolos como si no había tales divisiones.

De los versículos 1 al 10 aprendemos cómo ocurren ciertas cosas en el curso del tiempo. Lo primero que ocurre es que el diablo es encarcelado, luego ocurre la primera resurrección. Entonces, de un salto llega al final de los mil años sin explicación de nada más que suceda en el transcurso de tiempo entre el abismar del diablo y su liberación. Él causa división y muchos lo siguen y luego Dios destruye tanto al diablo como a los demonios y a todos los humanos que lo siguen. Esto es después de que hayan terminado los mil años.

Lo que ocurre en los versículos 11 al 15 no está ligado a ningún período de tiempo. Entonces, en lugar de asumir que del 11 al 15 forma parte de la visión de los primeros 10 versiculos, los debemos ver como algo aparte, el inicio de otra visión, como un breve resumen de lo que se va a explicar a continuación. Leamos el último versículo del capítulo 20 junto con el primer versículo del capítulo 21 tal como aparecieron en el original sin ninguna división de capítulo que nos haga pensar que el tema había cambiado.

Todos los que no tenían su nombre registrado en el libro de la vida fueron lanzados al lago de fuego.  Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar tampoco existía ya. Vi también que la ciudad santa, la nueva Jerusalén, descendía del cielo, de Dios, ataviada como una novia que se adorna para su esposo. Entonces oí que desde el trono salía una potente voz, la cual decía: «Aquí está el tabernáculo de Dios con los hombres. Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir.

Verá, cuando lo lee de esta manera, parece que a Juan se le dice que todos serán resucitados y juzgados en base a sus obras. Esta es la vista general, la vista desde 30.000 pies. Luego, en el versículo que sigue a esta descripción general, el ángel entra en detalles sobre cómo se logra esto. El cielo viejo y la tierra vieja serán eliminados para ser reemplazados por una nueva tierra y un nuevo cielo o gobierno. La tienda o tabernáculo de Dios descenderá del cielo para la curación de las naciones. El versículo 9 Apocalipsis 21 habla de la nueva Jerusalén que también descenderá del cielo. Al leer los capítulos finales de Apocalipsis, vemos un resumen de todo lo que ha sucedido a lo largo de la Biblia. Aquí, en estos dos capítulos, Dios explica cómo restaurará a la humanidad a su familia. Todos resucitarán y todos serán juzgados, pero no por las cosas que hicieron en ignorancia, sino por las cosas que harán con pleno conocimiento de Dios.

Entonces, en los últimos tres capítulos de Apocalipsis, los primeros 10 versículos nos dan una visión rápida de todo el lapso de mil años, luego los siguientes cinco versus se centran en la resurrección de la humanidad, la segunda resurrección al juicio y los versículos restantes que comprenden los capítulos 21 y 22 explican en detalle la manera en que los resucitados serán salvos.

Solo hay dos resurrecciones en la Biblia. La primera resurrección es a la vida eterna. Los cristianos que son parte de esta resurrección gobernarán con Jesús y serán como él es. Resucitó como un espíritu vivificante. Sin embargo, gobernarán sobre la tierra descendiendo del cielo con la tienda de Dios en la nueva Jerusalén. La gran mayoría de la humanidad regresará en la segunda resurrección al juicio. Se resucitan como humanos todavía pecaminosos.  Si aceptan la provisión de salvación de vida del sacrificio de Jesús que les es ministrado por los reyes y sacerdotes junto con Jesús, también se convertirán en hijos de Dios y vivirán eternamente como seres humanos.

Es cierto que algo de lo que he dicho está claramente establecido en las Escrituras, mientras que algunas cosas se basan en mi comprensión de las Escrituras. Donde ese es el caso, me he involucrado en algunas especulaciones. Otros pueden ver las cosas de manera diferente. Eso está bien. Al final, sabremos todas las cosas cuando finalmente llegue la plenitud de las provisiones de Dios. Hasta entonces, lo importante es que mantengamos nuestra fe y no nos desviamos del curso de la justicia.

Muchas gracias por escucharme y por su apoyo continuo.