En este video, vamos a examinar las instrucciones de Pablo con respecto al supuesto papel de la mujer en una carta escrita a Timoteo mientras prestaba servicio en la congregación de Éfeso, pero antes de entrar en el tema, demos un breve repaso a lo que hemos visto hasta ahora.

En nuestro video anterior, examinamos 1 Corintios 14:33-40, el polémico pasaje donde Pablo parece estar diciéndole a las mujeres que es vergonzoso que hablen en la congregación. Llegamos a la conclusión que Pablo no estaba contradiciendo su declaración anterior, hecha en la misma carta, que reconocía el derecho de las mujeres a orar y profetizar en la congregación, el único mandamiento aparente era el asunto de cubrir la cabeza.

“mientras que toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza su cabeza, porque es como si llevara la cabeza afeitada”. (1 Corintios 11:5 TNM:2019).

Así que podemos ver que no era vergonzoso para una mujer hablar —y más alabar a Dios orando o enseñando a la congregación por medio de la profecía— a menos que lo hiciera con la cabeza descubierta.

Llegamos a la conclusión que la supuesta contradicción se eliminaba si entendíamos que Pablo estaba haciendo una cita sarcástica de la creencia de los varones de la congregación de Corinto y luego afirmando que lo que antes les había dicho que hicieran para evitar el caos en las reuniones de la congregación era de Cristo y que tenían que obedecerlo o sufrir las consecuencias de su ignorancia.

He recibido una serie de comentarios hechos sobre este último video por hombres que no están de acuerdo con las conclusiones a las que hemos llegado. Creen que fue Pablo quien pronunció el mandamiento judicial contra las mujeres que hablan en la congregación. Hasta la fecha, ninguno de ellos ha sido capaz de resolver la contradicción que esto causa con 1 Corintios 11:5, 13.  Algunos sugieren que esos versículos no se refieren a orar y enseñar en la congregación, pero eso no es válido por dos razones.

La primer razón es el contexto de las Escrituras. Leemos:

“Juzguen ustedes mismos: ¿es correcto que la mujer le ore a Dios con la cabeza descubierta? ¿No les enseña la misma naturaleza que el cabello largo es una deshonra para el hombre, pero que el cabello largo en la mujer es una gloria para ella? Porque a ella se le ha dado el cabello para cubrirse. Ahora bien, si alguien quiere defender otra costumbre, que sepa que ni nosotros ni las congregaciones de Dios tenemos otra costumbre. Pero con estas instrucciones no los felicito, porque, cuando ustedes se reúnen, no se benefician, sino que se perjudican. Para empezar, me he enterado de que, cuando se reúnen como congregación, hay divisiones entre ustedes, y hasta cierto punto lo creo.” (1 Corintios 11:13-18 TNM).

La segunda razón es simple lógica. Sabemos de antemano que Dios dio a las mujeres el don de profetizar y ese hecho es incuestionable. Pedro citó a Joel cuando dijo a la multitud en Pentecostés: “‘Y en los últimos días —dice Dios— derramaré parte de mi espíritu sobre todo tipo de personas. Sus hijos y sus hijas profetizarán, sus jóvenes tendrán visiones y sus mayores tendrán sueños, e incluso sobre mis esclavos y mis esclavas derramaré parte de mi espíritu en esos días, y ellos profetizarán”. (Hechos 2:17,18).

Por lo tanto, podríamos decir que Dios derrama su espíritu sobre una mujer para que profetice, pero sólo en casa donde la única persona que la escucha es su esposo, a quien ahora instruye, ya que ella le enseña a él mediante revelarle la profecía y entonces, el esposo es el que ahora debe ir a la congregación para relatar de segunda mano todo lo que ella dijo mientras la mujer obedece el supuesto mandato de quedarse calladita, porque si ella habla, es una aberración.

¿Qué opina? Este escenario puede sonar ridículo, pero debe ser el escenario real si queremos aceptar el razonamiento de que las palabras de Pablo sobre orar y profetizar por parte de las mujeres sólo funcionan dentro de la privacidad del hogar.  Recuerde que los hombres de Corinto idearon algunas ideas extrañas. Estaban sugiriendo que no iba a haber resurrección y también trataron de prohibir las relaciones sexuales lícitas entre cónyuges. (1 Corintios 7:1; 15:14).

Así que la idea de que también intentarían aplicar una “ley mordaza” a las mujeres no es tan difícil de creer. La carta de Pablo fue un esfuerzo para tratar de enderezar las cosas. ¿Funcionó? Bueno, tuvo que escribir otra, una segunda carta, que fue escrita sólo meses después de la primera. ¿Eso revela una situación que mejoró?

Ahora quisiera que reflexionáramos acerca de algo; y si es Usted hombre, no tenga miedo de consultar a las mujeres que conoce para obtener el punto de vista de ellas. La pregunta que quiero hacerle es la siguiente: cuando los hombres se llenan de orgullo y son arrogantes, jactanciosos y ambiciosos, ¿es probable que ayuden a dar una mayor libertad a las mujeres? ¿Cree que el hombre dominante de Génesis 3:16 se manifiesta en hombres humildes o llenos de orgullo? ¿Qué piensan ustedes, hermanas?

Bien, mantenga ese pensamiento. Ahora, leamos lo que Pablo dice en su segunda carta sobre los hombres prominentes de la congregación corintia:

«Pero tengo miedo de que les pase lo mismo que a Eva, que fue engañada por la astuta serpiente. También ustedes pueden ser engañados y dejar de pensar con sinceridad y pureza acerca de Cristo. Y es que ustedes aceptan con gusto a todo el que viene y les habla de un Jesús distinto del que nosotros les hemos anunciado. Aceptan un espíritu diferente del Espíritu Santo que recibieron, y un mensaje distinto del que aceptaron. Pero yo no soy menos importante que los que vinieron después, y que se creen unos superapóstoles. Aunque yo no hablo tan bien como ellos, sé tanto o más que ellos, y lo he demostrado una y otra vez”.  (2 Corintios 11:3-6  Traducción en Lenguaje Actual)

Superapóstoles. Como si fueran algo fuera de serie. Pablo sin duda era bastante peculiar para el sarcasmo y el juego de palabras. ¿Qué espíritu motivaba a estos hombres, estos superapóstoles?

«Voy a continuar como hasta ahora, sin recibir dinero de ustedes. Así esos falsos profetas no podrán sentirse importantes. Andan engañando a la gente diciendo que son apóstoles de Cristo y que sirven a Dios igual que nosotros. Lo cual no es extraño. ¡Hasta Satanás se disfraza de ángel de luz, y también sus ayudantes se disfrazan de gente que hace el bien! Pero al final recibirán el castigo que merecen por sus malas acciones”. (2 Corintios 11:13-15 Traducción en Lenguaje Actual).

¡Realmente sorprendente! ¡Pablo estaba muy molesto y preocupado! Estos hombres estaban dentro de la congregación de Corinto. Esto es con lo que Pablo tuvo que lidiar. Gran parte de la locura que llevó a Pablo a escribir la primera carta a los corintios vino de estos hombres. Eran hombres jactanciosos y estaban teniendo influencia. Los cristianos corintios se estaban rindiendo ante ellos. Pablo les responde con gran sarcasmo, atacándolos y poniéndolos en su lugar a lo largo de los capítulos 11 y 12 de la 2 Corintios. Por ejemplo:

«Lo digo de nuevo: que nadie piense que soy un tonto, pero si piensan que lo soy, acéptenme entonces como un tonto para que yo también pueda presumir un poco. Al presumir de mí mismo con tanta confianza, actúo como un tonto y no con la autoridad del Señor. Mucha gente presume de su vida en el mundo, entonces yo también seré presumido. Ustedes son inteligentes, pero con gusto soportan a los tontos. Yo sé que tendrán paciencia porque ustedes soportan a quienes los esclavizan y los explotan. Tienen paciencia con quienes los toman bajo su control. Son tolerantes también con los que se creen mejores que ustedes y hasta con los que les dan bofetadas. Da vergüenza decirlo: no los pudimos tratar a ustedes como lo hacen ellos porque fuimos demasiado débiles. Si alguien se atreve a presumir, yo también lo haré, aunque sé que estoy diciendo una tontería”. (2 Corintios 11:16-21 Palabra de Dios Para Todos).

Pablo ataca directamente con su autoridad a cualquiera que en Corinto los esclavice, los explote, los controle y los abofetee.  Con esas descripciones de imágenes en mente, ¿De quién cree Usted que fue el origen de las siguientes palabras: «Las mujeres deben guardar silencio en la congregación. Si tienen una pregunta, pueden preguntar a sus propios esposos cuando lleguen a casa, porque es una desgracia que una mujer hable en la congregación”.

Pero, pero, ¿qué hay de lo que Pablo le dijo a Timoteo? Puedo oír la objeción. Bien, venga.  Vamos a echarle un vistazo.  Pero antes de que lo hagamos, acordemos algo.  Algunos afirman con orgullo que sólo van con lo que está escrito. Si Pablo escribió algo, entonces aceptan lo que escribió y ese es el final del asunto. No puede usted decir, «Oh, tomo esto literalmente, pero no eso». Esto no es un buffet de tipo teológico en lo que podemos elegir a nuestro antojo lo que queramos interpretar. O tomas las palabras a valor nominal y condenas el contexto, o no.

Así que ahora llegamos a lo que Pablo le escribió a Timoteo mientras él servía a la congregación en Éfeso. Leeremos sus palabras de la Traducción del Nuevo Mundo para empezar con:

“Que la mujer aprenda en silencio, con total sumisión. No permito que la mujer enseñe ni ejerza autoridad sobre el hombre; más bien, debe estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, luego Eva. Además, Adán no fue engañado, sino que la mujer fue completamente engañada y se convirtió en pecadora. No obstante, a ella se la mantendrá a salvo por medio de tener hijos, siempre y cuando ella continúe en la fe, el amor y la santidad, con buen juicio”. (1 Timoteo 2:11-15 TNM).

¿Está Pablo haciendo una regla para los corintios y otra diferente para los Efesios?  Espere un momento. Aquí dice que no permite que una mujer enseñe, lo cual no es lo mismo que profetizar, ¿o lo es? 1 Corintios 14:31 dice:

«Así todos pueden profetizar por turno, para que todos reciban instrucción y aliento.» (1 Corintios 14:31 Nueva Versión Internacional).

Un profesor es alguien que enseña o provee instrucción, ¿verdad?  Pero un profeta es más. Una vez más a los corintios Pablo dice:

“Y Dios asignó a las personas en la congregación así: primero, los apóstoles; segundo, los profetas; tercero, los maestros; luego, los que hacen milagros; luego, los que tienen el don de curar; los que prestan servicios de ayuda; los que tienen la capacidad para dirigir; los que hablan diferentes lenguas”. (1 Corintios 12:28 TNM).

¿Por qué pone Pablo a los profetas por encima de los maestros?  Explica:

«Yo quisiera que todos ustedes hablaran en lenguas extrañas; pero preferiría que comunicaran mensajes proféticos; esto es mejor que hablar en lenguas, a menos que se interprete su significado de tal manera que sirva para edificación de la iglesia». (1 Corintios 14:5 Dios Habla Hoy).

La razón por la que favorece la profecía es porque edifica el cuerpo de Cristo, la congregación. Esto va al núcleo del asunto, a la diferencia fundamental entre un profeta y un maestro.

“Pero el que profetiza, habla a los demás para darles fuerzas, ánimo y consuelo”. (1 Corintios 14:3 Palabra de Dios Para Todos).

Un maestro por medio de sus palabras puede fortalecer, alentar e incluso consolar a los demás.  Sin embargo, no tienes que creer en Dios para ser un maestro.  Incluso un ateo puede fortalecer, alentar y consolar. Pero un ateo no puede ser profeta. ¿Es porque un profeta predice el futuro? No. Eso no es lo que significa ser «profeta». Eso es lo que pensamos cuando hablamos de profetas, y a veces los profetas de las Escrituras predijeron acontecimientos futuros, pero esa no es la idea que un orador griego tenía en su mente al usar la palabra y no es a lo que Pablo se refiere aquí.

El Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento de Archer y Otros, define “profeta” como:

“Véase también PROFETISA.

    1. profetes (profhvth», 4396), uno que habla pública o abiertamente (véase , A), proclamador de un mensaje divino, denotaba, entre los griegos, a un intérprete de los oráculos de los dioses.

En la LXX es traducción de roe, vidente; 1 S 9.9, indicando que el profeta era una persona que tenía una relación inmediata con Dios. Es también traducción de nabi significando bien uno a quien le es comunicado el mensaje de Dios para su proclamación o uno a quien se le comunique cualquier cosa secretamente. Así, por lo general, el profeta era alguien sobre quien reposaba el Espíritu de Dios (Nm 11.17-29), uno a quien y por medio de quien habla Dios (Nm 12.2; Am 3.7, 8). En el caso de los profetas del AT sus mensajes eran mayormente la proclamación de los propósitos divinos de salvación y gloria dispuestos para el futuro; la profecía de los profetas del NT era a la vez una predicación de los consejos de la gracia de Dios ya cumplidos y el anuncio anticipado de los propósitos de Dios para el futuro.”

Un profeta no es un adivino, no es un pronosticador, no es un agorero, un profeta es una persona sobre la que obra el Espíritu de Dios para darnos a conocer su voluntad actual y nos prepara para el futuro acerca de esa voluntad divina. Es por eso que un ateo no puede ser profeta en el sentido bíblico, porque hacerlo significa —como dice la herramienta de análisis HELPS Words Studies: «declarar la mente (mensaje) de Dios, que a veces predice el futuro  pero más comúnmente, habla Su mensaje para una situación particular«.

Un verdadero profeta es movido por el espíritu para exponer la palabra de Dios para la edificación de la congregación. Como hemos analizado hasta este momento, en la congregación hubo mujeres que eran profetas y eso significa que Cristo las usó para edificar a la congregación.

Con ese entendimiento en mente, consideremos cuidadosamente los siguientes versículos:

 “Que dos o tres personas profeticen y que los demás evalúen lo que se dice. Pero, si alguien está profetizando y otra persona recibe una revelación del Señor, el que está hablando debe callarse. De esa manera, todos los que profeticen tendrán su turno para hablar, uno después de otro, para que todos aprendan y sean alentados. Recuerden que la gente que profetiza está en control de su espíritu y puede turnarse con otros. Pues Dios no es Dios de desorden sino de paz, como en todas las reuniones del pueblo santo de Dios”. (1 Corintios 14:29-33 Nueva Traducción Viviente).

Aquí Pablo diferencia entre uno que profetiza y uno que recibe una revelación de Dios.  Esto pone en evidencia la diferencia entre la forma en que vieron a los profetas y cómo los vemos hoy.  El escenario es este.  Alguien está de pie en la congregación exponiendo la palabra de Dios, cuando alguien más recibió repentinamente una inspiración de Dios, un mensaje de Dios; una revelación, algo que previamente estaba oculto y hora está a punto de ser revelado. Obviamente, el revelador está hablando como profeta, pero en un sentido especial, por lo que se dice a los otros profetas que estén callados y que el que tiene la revelación hable prioritariamente.  En este caso, el que tiene la revelación está bajo el control del espíritu.  Normalmente, los profetas, aunque guiados por el espíritu, tienen el control del espíritu y pueden sostener su interpretación cuando se les pide.

Esto es lo que Pablo les dice que hagan aquí. Quien tenía la revelación fácilmente podría haber sido una mujer y el que hablaba como profeta en ese momento podría haber sido un varón.  A Pablo no le preocupa el género, sino por el papel que se desempeña en este momento, y dado que un profeta —hombre o mujer— controló el espíritu de profecía, entonces el profeta habría detenido respetuosamente su enseñanza para permitir que todos escucharan la revelación que provenía de Dios.  Repito, sin importar el género, lo que importaba era el mensaje.

¿Debemos aceptar lo que un profeta nos diga?  No. Pablo dice, « Que dos o tres personas profeticen (mujeres u hombres) y que los demás evalúen lo que se dice«. Juan nos dice que hagamos prueba lo que los espíritus de los profetas nos revelan. (1 Juan 4:1).

Una persona puede enseñar cualquier cosa. Matemáticas, historia, lo que sea. Eso no los convierte en profetas. Un profeta enseña algo muy específico: la palabra de Dios. Por lo tanto, aunque no todos los maestros son profetas, todos los profetas son maestros y las mujeres se en cuentan entre los profetas de la congregación cristiana… por lo tanto, las profetas eran también maestras sin duda alguna.

Entonces, ya que Pablo sabía todo esto, ¿Por qué le dijo a Timoteo:  «Porque no permito a una mujer enseñar… sino estar reposada.» (1 Timoteo 2:12 Biblia del Jubileo).

No tiene sentido.  Es una contradicción.  Habría dejado a Timoteo rascándose la cabeza. Y sin embargo, no lo hizo. Timoteo entendió exactamente lo que Pablo quiso decir porque sabía la situación en la que se encontraba.

Tal vez recuerden que en nuestro último video discutimos la naturaleza de la escritura de cartas en la congregación del siglo I. Pablo no se sentó y pensó: «Hoy voy a escribir una carta inspirada para agregar al canon bíblico». No había Nuevo Testamento en aquellos días. Lo que llamamos el Nuevo Testamento o las Escrituras Griegas Cristianas fueron compiladas cientos de años después a partir de los escritos sobrevivientes de los apóstoles y los cristianos prominentes del siglo I.  La carta de Pablo a Timoteo era una obra viva destinada a lidiar con una situación que existía en ese lugar en específico al momento preciso de haberse enviado. Es sólo con ese entendimiento y antecedentes en mente que podemos tener cualquier esperanza de tener la sensación de ello.

Cuando Pablo escribió esta carta, Timoteo había sido enviado a Éfeso para ayudar a la congregación allí. Pablo le instruye a él que ordenara «a ciertas personas que no enseñen una doctrina diferente ni presten atención a cuentos falsos ni a genealogías«. (1 Timoteo 1:3, 4). Esas “ciertas personas” en cuestión no se identifican. El sesgo masculino podría llevarnos a concluir que eran hombres, ¿verdad? Pero no dejaría de ser mera especulación. Solo podemos estar seguros de que las personas en cuestión querían «ser maestros de la ley, pero no entendieron ni las cosas que decían ni las cosas en las que insistían tanto«. (1 Timoteo 1:7).

Parece que algunos estaban tratando de explotar la juventud e inexperiencia de Timoteo. Pablo le advierte: «Nunca dejes que nadie menosprecie tu juventud». Otro factor que hacía que Timoteo pareciera débil de carácter posiblemente era su mala salud. Pablo le aconseja, «Ya no sigas bebiendo agua; más bien, toma un poco de vino debido a tu estómago y a que te enfermas con frecuencia«. (1 Timoteo 5:23).

Algo más que es digno de mención acerca de esta primera carta a Timoteo, es el énfasis en los temas que involucran a las mujeres. Hay mucha más referencia a las mujeres en esta carta que en cualquiera de los otros escritos de Pablo. Se les aconseja que se vistan modestamente y eviten adornos vistosos y estilos de cabello que llamen la atención sobre sí mismos (1 Timoteo 2:9,10). Las mujeres deben ser dignas y fieles en todas las cosas, no calumniadoras (1 Timoteo 3:11). Se dirige a las jóvenes viudas específicamente para ser hacendosas y no chismosas, ni entremetidas, paseándose de casa en casa  (1 Timoteo 5:13).

Pablo instruye específicamente a Timoteo sobre cómo tratar a las mujeres, tanto jóvenes como mayores (1 Timoteo 5:2,3). Es en esta carta que también aprendemos que hubo un arreglo formal en la congregación cristiana para el cuidado de las viudas, algo que falta en la Organización de los Testigos de Jehová. De hecho, la realdad supera a la ficción. He visto artículos de la Watchtower animando a las viudas y a los pobres a donar sus escasos medios de vida para ayudar a la Organización a expandir su imperio inmobiliario mundial.

Merece una mención especial la exhortación de Pablo a Timoteo de «Pero rechaza los cuentos falsos que son irreverentes, como los que cuentan las viejas. Por otra parte, entrénate con la devoción a Dios como objetivo«. (1 Timoteo 4:7). ¿Por qué esta advertencia en particular? ¿»Cuentos falsos que son irreverentes»? ¿Tiene algún significado o tuvo algún significado?

Para responder a eso, tenemos que entender la cultura específica de Éfeso en ese momento. Una vez que lo hagamos, todo se aclarará.

Recordemos lo que sucedió cuando Pablo predicó por primera vez en Éfeso. Hubo una gran manifestación de los plateros que ganaron mucho dinero fabricando santuarios a Artemisa (también conocida como Diana), la diosa de los efesios (Véase Hechos 19:23-34).

Se había construido un culto alrededor de la adoración de Diana que sostenía que Eva era la primera creación de Dios después de la cual hizo a Adán, y que fue Adán quien había sido engañado por la serpiente, no por Eva. Los miembros de esta secta culparon a los hombres de los males del mundo.

¡Feminismo al antiguo estilo efesio!

Por lo tanto, es probable que algunas de las mujeres de la congregación estuvieran influenciadas por este pensamiento. Tal vez algunos incluso se habían convertido de este culto a la adoración pura del cristianismo pero, posiblemente, todavía aferrándose a algunas de esas ideas paganas.

Con esto en mente, observemos algo más distintivo acerca de la redacción de Pablo. Todo su consejo a las mujeres a lo largo de la carta se expresa en plural. Mujeres esto y mujeres aquello. Entonces, abruptamente cambia al singular en 1 Timoteo 2:12: «No permito a una mujer» Esto da peso al argumento de que se refiere a una mujer en particular que está presentando un desafío a la autoridad divinamente ordenada de Timoteo.

Este entendimiento se refuerza cuando consideramos que cuando Pablo dice: «No permito que una mujer… para ejercer la autoridad sobre un hombre…«, no está utilizando la palabra griega común para la autoridad que es exousia. Esa palabra fue utilizada por los principales sacerdotes y ancianos cuando desafiaron a Jesús en Marcos 11:28 diciendo: «¿Con qué autoridad (exousia) haces estas cosas?» Sin embargo, la palabra que Pablo usa a Timoteo es authenteó que lleva la idea de un usurpado de autoridad.

El diccionario bíblico HELPS Words Studies define para authenteó,  «adecuadamente, para tomar unilateralmente las armas, es decir, actuando como un autócrata – literalmente, auto-designado (actuando sin sumisión)”.

Hum, authenteó, actuando como autócrata, autodesignado.  ¿Eso genera alguna imagen conocida en su mente?

o que encaja con todo esto es que posiblemente había un grupo de mujeres en la congregación dirigido por alguna matriarca, ya que encaja en la descripción que Pablo hace justo en la parte inicial de su carta:

«… les ordenaras a algunos supuestos maestros que dejen de enseñar doctrinas falsas y de prestar atención a leyendas y genealogías interminables. Esas cosas provocan controversias en vez de llevar adelante la obra de Dios que es por la fe. Debes hacerlo así para que el amor brote de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera. Algunos se han desviado de esa línea de conducta y se han enredado en discusiones inútiles. Pretenden ser maestros de la ley, pero en realidad no saben de qué hablan ni entienden lo que con tanta seguridad afirman». (1 Timoteo 1:3-7 Nueva Versión Internacional).

Posiblemente esta matriarca estaba tratando de reemplazar a Timoteo, para usurpar (authenteó) su autoridad y socavar su nombramiento.

Así que ahora tenemos una alternativa bastante posible que nos permite poner las palabras de Pablo en un contexto que no requiere que lo pintemos como un hipócrita, ni como contradictorio, ni siquiera misógino, porque tal sería si le dice a las mujeres corintias que pueden orar y profetizar mientras niega a las mujeres efesias el mismo privilegio.

Este entendimiento también nos ayuda a resolver la referencia que de otra manera es incongruente a Adán y Eva.  Pablo estaba tratando de enderezar el barco de los Efesios para restablecer la historia verdadera como se describe en las Escrituras, no la historia falsa del culto de Diana (Artemisa para los griegos).

Pero, ¿qué hay de la referencia aparentemente extraña a la maternidad como medio para mantener a la mujer a salvo?

Vamos a leer el pasaje de nuevo, esta vez de la nueva versión internacional:

«La mujer debe aprender con serenidad, con toda sumisión. No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre él; debe mantenerse ecuánime. Porque primero fue formado Adán, y Eva después. Además, no fue Adán el engañado, sino la mujer; y ella, una vez engañada, incurrió en pecado. Pero la mujer se salvará siendo madre y permaneciendo con sensatez en la fe, el amor y la santidad”. (1 Timoteo 2:11-15  Nueva Versión Internacional [Español]).

Pablo les dijo a los Corintios que era preferible no casarse. ¿Ahora le está diciendo lo contrario a las mujeres Efesias? ¿Está condenando tanto a mujeres estériles como a mujeres solteras porque no tienen hijos?  ¿Tiene sentido?

Como se puede ver en el interlineal, falta una palabra de la representación que la mayoría de las traducciones dan a este versículo.

La palabra que falta es el artículo definido, tes, y eliminarlo cambia todo el significado del versículo. Afortunadamente, algunas traducciones no omiten el artículo definido aquí:

En el contexto de este pasaje que hace referencia a Adán y Eva, la maternidad a la que Pablo se refiere puede muy bien ser la que se hace referencia en Génesis 3:15.

«Y haré que haya enemistad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te aplastará la cabeza, y tú le herirás el talón”. (Génesis 3:15).

Es la descendencia (la procreación) a través de la mujer del Génesis 3:15 lo que resulta en la salvación de todas las mujeres y los hombres, cuando esa descendencia finalmente aplasta a Satanás en la cabeza. En lugar de centrarse en Eva y en el supuesto papel superior de la mujer, estos «supuestos maestras» deberían centrarse en la descendencia de la mujer, Jesucristo, a través de la cual todos y todas, sin importar el género, son salvos.

Estoy seguro de que después de toda esta explicación, voy a ver algunos comentarios de los hombres argumentando que a pesar de todo, Timoteo era un hombre y fue nombrado como pastor, o sacerdote, o anciano sobre la congregación en Éfeso. Ninguna mujer fue nombrada así. Cierto y concuerdo.  Si todavía alguien sigue discutiendo eso, entonces se ha perdido todo el punto de esta serie. El cristianismo existió, ha existido y existe en una sociedad dominada por hombres y es importante enfatizar lo siguiente: el cristianismo nunca ha tratado de reformar el mundo actual, sino de llamar a los hijos de Dios para un mejor y superior propósito.

La cuestión que nos ocupa no es si las mujeres deben ejercer autoridad sobre la congregación, sino, ¿Deben los hombres ejercer autoridad en la congregación? Ese es el subtexto de cualquier argumento en contra de las mujeres que sirven como pastoras o supervisoras. La presunción de los hombres que argumentan en contra de las mujeres en puestos de pastoreo es que el pastoreo, para ellos, realmente significa ser líder, una persona que llega a decirle a otras personas cómo vivir sus vidas. Ellos ven los nombramientos de la congregación o de la iglesia como una forma liderazgo, de estar por encima o a la cabeza de los demás, y en ese contexto, el gobernante tiene que ser masculino.

Para los hijos de Dios, una jerarquía autoritaria no tiene cabida  porque todos saben que la cabeza del cuerpo es sólo uno y solo a uno debemos seguir y seguimos: Cristo.

Vamos a analizar más a fondo sobre este punto en el próximo video sobre el tema del supuesto principio de sujeción o jefatura.

Gracias por su tiempo y apoyo. Suscríbase para recibir notificaciones de futuros videos. Si desea contribuir a nuestro trabajo, hay un enlace en la descripción de este video.