Como les prometí en el último video, vamos a analizar lo que a veces se llama “la profecía de Jesús de los últimos días” que se registra en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21. Esta profecía es fundamental para la religión de los testigos de Jehová, y por su interpretación, están en espera que el fin venga inminentemente.   Por lo complicado que lo han hecho, lo tendremos que considerar en varias partes.  Esta será la primera.

Todo radica tras una pregunta hecha por los discípulos de Jesús. Tenemos que entender que les motivó hacer esa pregunta para poder entender cómo aplica la respuesta dada por nuestro Señor.

Nuestro objetivo siempre debe ser evitar las interpretaciones personales. Cuando no hay una dirección clara sobre un tema, debemos admitir honestamente que no tenemos la respuesta. Un poco de especulación está bien con tal que la declaremos, así como es, pura especulación, nada más. Debemos librarnos de las trampas del antiguo dogma religioso. Obviamente, más fácil es decirlo que hacerlo. El poder de décadas de adoctrinamiento religioso deja profundas raíces en la mente que tienden a influir en la dirección que toman nuestros pensamientos. Sin embargo, tenemos que hacer ese esfuerzo para llegar a la verdad.

También debemos reconocer que todo lo que leemos fue grabado hace casi 2.000 años por hombres que hablaban un idioma diferente al nuestro. Además, tenemos en cuenta que su cultura fue muy diferente a la nuestra, la cual también influye en su idioma y motivación.

¿Cuál fue la pregunta que dio a luz esta profecía?

Cito de la traducción literal de Young (Young’s Literal Translation) para esta parte de la discusión.

Mateo 24:3 – “Y cuando él está sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se acercaron a él solo, diciendo: ‘Dinos, ¿cuándo serán estos? ¿Y cuál es la señal de tu presencia y del fin de la era?

Marcos 13:3, 4 – “¿Y mientras él está sentado en el monte de los Olivos, enfrente del templo, Pedro, Santiago, Juan y Andrés lo interrogaban solo, dinos cuándo serán estas cosas? ¿Y cuál es la señal cuando todo esto esté a punto de cumplirse?”

Lucas 21:7: “Y le preguntaron, diciendo: ‘¿Maestro, ¿cuándo, entonces, serán estas cosas? ¿Y cuál es la señal cuando estas cosas pueden estar a punto de suceder?

Mateo dice que fueron los discípulos los que se acercaron a Jesús, pero él no dice cuáles. Lucas, en el versículo cinco, habla de «algunos», pero es Marcos quien nos da los detalles: Jesús estaba solo cuando los cuatro discípulos nombrados se le acercaron. Por lo tanto, los tres escritores en cuestión, Mateo, Marcos y Lucas, no nos están dando un relato a primera mano.

Lo que es digno de mención es que Mateo divide la pregunta en tres partes, mientras que las otras dos no. Lo que Mateo incluye pero que falta en el relato de Marcos y Lucas es la pregunta: «¿Cuál es la señal de tu presencia?»

Entonces, podríamos preguntarnos, ¿Por qué es que Marcos y Lucas omiten este elemento? Otra pregunta surge cuando comparamos la forma en que Young’s Literal Translation (la traducción literal de Young) representa este pasaje con el de casi cualquier otra versión de la Biblia. La mayoría reemplaza la palabra «presencia» con la palabra «venida» o, a veces, «adviento». ¿Es eso significativo?

Antes de contestar esas preguntas, intentemos averiguar qué los llevó a hacer esta pregunta en primer lugar.

Comenzaremos por tratar de ponernos en su lugar. ¿Cómo se veían a sí mismos? Bueno, se veían como los únicos verdaderos adoradores de Dios en la tierra. Por supuesto, también lo hicieron los Romanos, Corintios, Efesios y todos los demás grupos religiosos de la época. La diferencia es que los judíos tenían la razón. Todas las demás naciones adoraban a dioses mitológicos. Los Romanos adoraban a Júpiter, Apolo, Neptuno y Marte. En Éfeso, adoraban a un Dios de senos múltiples llamado Artemisa. Los antiguos Corintios creían que su ciudad fue fundada por un descendiente del dios griego, Zeus. Todos estos pueblos adoraban ídolos que representaban dioses ahora olvidados en las brumas de la mitología. Pero el Dios de Israel todavía es adorado.

La nación de Israel era única en el sentido de que no permitía la adoración de ídolos. Israel fue la única nación fundada por el Creador Todopoderoso, Jehová o Yahweh o Yehowah o YHWH, tú eliges. Si querías adorar al único Dios verdadero, ibas al templo en Jerusalén. Realmente no había otro lugar a donde ir para un judío. Si dejara el judaísmo, ¿a dónde podría ir donde no adoraban a dioses paganos?

¿Por qué es importante que entendamos eso? La respuesta está en el contexto.

En Mateo, en los tres capítulos que preceden a esta profecía, encontramos a Jesús pasando sus últimos cuatro días predicando en el templo, condenando a los líderes por hipocresía y profetizando que la ciudad y el templo serán destruidos. De hecho, parece que las últimas palabras que dijo justo antes de salir del templo por última vez fueron estas: (Esto es de la Berean Literal Bible [Biblia Literal Bereana].)

Mateo 23:29-36 – “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Porque construyes las tumbas de los profetas y adornas los monumentos de los justos; y ustedes dicen: «Si hubiéramos estado en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido partícipes con ellos en la sangre de los profetas». Así se dan testimonio de que son hijos de los que asesinaron a los profetas. Ustedes, entonces, llenen la medida de sus padres. Serpientes! ¡Prole de víboras! ¿Cómo escaparán de la sentencia del Gehenna?”

“Debido a esto, he aquí, les envío profetas, sabios y escribas. A algunos de ellos matarán y crucificarán, y a otros los azotarán en sus sinagogas, y los perseguirán de pueblo en pueblo; para que sobre ustedes venga toda la sangre justa que se derrama sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, a quien mataron entre el templo y el altar. De cierto les digo que todo esto vendrá sobre esta generación».

¿Puedes ver la situación como la podían ver ellos? Eres un judío que cree que el único lugar para adorar a Dios está en el temple en Jerusalén y ahora el hijo de Dios, el que reconoces como el Mesías enviado por Yehowah, dice que la ciudad y el templo serán eliminados por completo. ¿Cómo puede ser esto? Entonces, la verdadera adoración de a Dios, ¿Qué? Además, Jesús dice que todo esto les va a pasar a esa misma generación de gente. Tú lo vas a ver.

Ahora, cuando nos enfrentamos a una realidad que nosotros, como humanos, no estamos dispuestos a contemplar, entramos en un estado psicológico de negación. ¿Qué te es importante a ti? ¿Tu religion? ¿Tu país? ¿Tu familia? Imagínate que alguien a quien considera más allá de lo confiable te dijera que la cosa más importante en tu vida vendrá a su fin. ¿Serías capaz de aceptar la noticia?

Parece que los discípulos tuvieron alguna dificultad en aceptarla, ya que, al salir del templo, se pusieron a recomendarlo a Jesús.

Mateo 24:1 CEV – «Después de que Jesús salió del templo, sus discípulos se acercaron y dijeron:» ¡Miren todos estos edificios!»

Marcos 13:1 ESV – Y cuando salió del templo, uno de sus discípulos le dijo: «¡Mire, maestro, qué piedras maravillosas y qué edificios maravillosos!»

Lucas 21:5 NIV – «Algunos de sus discípulos comentaban cómo el templo estaba adornado con hermosas piedras y con regalos dedicados a Dios».

«Mira, Señor. Mira estos edificios hermosos y estas piedras preciosas». El subtexto está gritando, «¿Cómo pueden pasar estás cosas tan finas?» Es lo que esta diciendo.

Jesús entendió ese subtexto y supo cómo responderles. Él dijo: «¿Ven todas estas cosas? … De verdad te digo que aquí no quedará una piedra sobre otra; todos serán derribadas». (Mateo 24: 2 NIV)

Dado ese contexto, qué crees que tenían en mente cuando le preguntaron a Jesús: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” (Mt 24:3 TNM)

Jesús sabía lo que tenían en mente, lo que fue su verdadera preocupación, y qué peligros enfrentarían después de que él se fuera. La Biblia dice que los amó hasta el final, y el amor siempre busca beneficiar al ser querido. (Juan 13:1; 1 Corintios 13:1-8) Así que su respuesta contendría información que necesitaban saber, pero no necesariamente lo que querían saber.

Tenemos que mantener en mente los hechos de que habían cosas que él mismo no sabía—y cosas que no se les permitía saber a ellos—y verdades que todavía no estuvieron capaces manejar. (Mateo 24:36; Hechos 1:7; Juan 16:12)

Resumiendo: Jesús pasó cuatro días predicando en el templo y durante ese tiempo profetizaba el fin de Jerusalén y el templo. Justo antes de abandonar el templo por última vez, les dijo a sus oyentes que el juicio por toda la sangre derramada desde Abel hasta el último profeta mártir iba a venir sobre esta misma generación. Esto marcaría el fin del sistema de cosas judío. El fin de una era. Los discípulos le pidieron una señal, para que pudieran saber de antemano cuándo ocurriría esto. ¿Es eso todo lo que pidieron? ¿Es eso todo lo que esperaban que sucediera?

No.

Justo antes de que Jesús ascendiera al cielo, le preguntaron: «Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?» (Hechos 1: 6. NWT)

De todo lo que Jesús les había enseñado, aceptaron que la ciudad y el templo serían destruidos y el sistema judío de cosas terminaría, pero creían que un nuevo sistema de cosas, una nueva era, un nuevo Israel, saldría con Jesús como su Rey, y ellos sirviendo junto con él como gobernantes.

Lo que no podían comprender en ese momento eran las escalas de tiempo involucradas. Jesús le había dicho que iba a asegurar el poder real y luego regresaría, pero parece evidente por su pregunta que ellos pensaron que su regreso coincidiría con el fin de la ciudad y su templo. ¿Resultó ser ese el caso?

Al llegar a este punto, sería ventajoso volver a las preguntas planteadas anteriormente sobre la diferencia entre el relato de Mateo y los de Marcos y Lucas.  Mateo agrega la frase, «¿Cuál será la señal de tu presencia?» ¿Por qué? Y, ¿Por qué es que casi todas las traducciones representan esta pregunta como «la señal de tu venida”?

Podemos responder a la primera pregunta al responder a la segunda.

Al representar esta frase, Young’s Literal Translation (citado anteriormente) está cumpliendo con su deber al representar literalmente lo que se encuentra en el texto griego. Por lo tanto, no podemos culpar a los traductores de la Traducción del Nuevo Mundo por hacer lo mismo. Habiendo sido criado como testigo de Jehová, entiendo que su motivación probablemente se deba al sesgo doctrinal. Buscan apoyar la idea de que Jesús ha estado presente invisiblemente desde 1914. Ellos distinguen su presencia de su venida, pero hablamos con sensatez…para estar presente, uno debe primero venir o llegar, por lo que su teología requiere una segunda y una tercera venida, ya que el primero ocurrió en el primer siglo.  Tres venidas, pero la Biblia solo habla de dos.

Los testigos se centran en el uso común de la palabra «presencia» como en «estar al lado». Ese significado también existe en griego, pero no parece que Mateo lo estuviera usando en ese sentido. La palabra para «presencia» en griego es parousia y tiene otro significado o connotación que no tiene equivalente en español.

Desafortunadamente, este significado secundario no puede ser transmitido ni por la palabra «venir», ni por la palabra «presencia». A falta de crear una nueva palabra, corresponde al estudiante de la Biblia imbuir la palabra traducida con un significado más rico que el que posee actualmente.

De vez en cuando, recibo comentarios de personas quienes hacen fuertes afirmaciones basadas en su comprensión de una palabra traducida tomada de su versión preferida de la Biblia. Fijarse en una palabra traducida sin considerar la palabra original ni el contexto histórico, es una técnica que lleva a las falsa doctrinas y la disolución.

Por ejemplo, un comentarista alegó que la biblia se contradice citando 1 Juan 4:8 que dice que «Dios es amor», y 1 Corintios 13:4 que dice, «el amor no es celoso», y finalmente, a Éxodo 34:14 donde Yehowah se refiere a sí mismo como «un Dios celoso». ¿Cómo podría un Dios amoroso también ser un Dios celoso si el amor no es celoso? Era la lógica que utilizaron. La deficiencia en esta línea de razonamiento simplista es la presunción de que la palabra traducida y las palabras originales en griega y hebrea sea completamente sinónimos. No lo son.

No podemos entender ningún documento, y mucho menos uno escrito hace miles de años en un idioma antiguo, sin entender el contexto histórico, cultural, personal, y textual.

En el caso de Mateo, para entender porque escogió “presencia” en vez de “venida”, tenemos que mirar al contexto cultural.

La Concordancia de Strong da la definición de parousia como «una presencia, una venida». En español, los dos términos son relacionados pero no son estrictamente sinónimos. Además, griego tiene una palabra perfectamente buena para «venida», eleusis, que la Concordancia de Strong define como «una venida, un arribo, un adviento». Entonces, si Matthew quería decir «venida», como la mayoría de las traducciones implican, ¿por qué usó parousía y no eleusis?

El erudito de la Biblia, William Barclay, dice lo siguiente sobre el uso antiguo de la palabra parousia.

«Además, una de las cosas más comunes es que las provincias databan de una nueva era como la parousia del emperador. Cos dató una nueva era desde la parousia del César Gaius en el año 4 d. C., al igual que Grecia desde la parousia de Adriano en el año 24 d. C. Con la llegada del rey surgió una nueva época del tiempo.”

“Otra práctica común era golpear nuevas monedas para conmemorar la visita del rey. Los viajes de Adriano pueden ser seguidos por las monedas que fueron golpeadas para conmemorar sus visitas. Cuando Nerón visitó Corinto, se acuñaron monedas para conmemorar su adventus, adviento, que es el equivalente latino del griego parousia. Era como si con la venida del rey surgiera un nuevo conjunto de valores.

Parousia a veces se usa para la «invasión» de una provincia por un general. Se usó así para la invasión de Asia por Mitrídates. Describe la entrada en escena por un poder nuevo y vencedor ”.

New Testament Words (Palabras del Nuevo Testamento) por William Barclay, p. 223:

Con eso en mente, leamos Hechos 7:52.

“¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a aquellos que anunciaron de antemano la venida del Justo, a quien ahora han traicionado y asesinado «. (ESV)

Aquí, la palabra griega no es «presencia» (parousia) pero «venida» (eleusis). Jesús vino como el Mesías cuando fue bautizado por Juan y ungido con espíritu santo por Dios, y aunque estaba presente físicamente entonces, su presencia (parousia) como el rey reinante todavía no había comenzado. Por eso, Lucas, en Hechos 7:52, se refiere a la venida del Mesías o Cristo, pero no a la presencia del Rey.

La palabra hispana no tiene ese significado adicional como lo hace el griego. Depende de nosotros como cristianos imbuir nuestro idioma con este entendimiento. El uso de la palabra por parte de Mateo indica que los discípulos estaban preguntando cuándo volvería Jesús como Rey. Decir «venida» en griego solo se referiría a la acción de regresar, no a la naturaleza de su regreso o llegada. Decir «presencia» transmitiría no solo la acción de regresar sino el carácter de este regreso . Volvería en el carácter de un Rey conquistador.

Este es el punto que la Organización de los Testigos de Jehová pierde por su enseñanza. Dicen que Cristo ha estado presente invisiblemente desde 1914, pero Mateo no está hablando de una mera presencia como decir «estar al lado”. Como señala Barclay, cuando se nombra un nuevo Rey, cuando un nuevo Rey viene a visitar, las cosas cambian. Su presencia afecta la vida de todos. ¿Dónde está la evidencia de que Cristo ha estado gobernando la tierra durante los últimos 105 años? ¿Dónde vemos los efectos de su reinado justo? Los testigos argumentarán que su gobierno hace posible su religión. Ese es el efecto visible, argumentan. Si es así, entonces su reino es responsable por la hipocracia de su escandalosa afiliación de 10 años con la ONU, así como de su creciente escándalo de abuso infantil, y ahora de sus números reducidos y la venta de miles de salones del Reino. ¿Qué le parece?

Ahora tenemos una mejor comprensión de lo que los discípulos de Jesús estaban preguntando. Querían saber cómo podrían prever cuándo Jerusalén y su templo serían destruidos, cuándo terminaría su civilización judía y cuándo Jesús comenzaría a reinar como Rey sobre un nuevo Israel. De la evidencia que hemos examinado parece que creían que estos eventos serían concurrentes. ¿Tenían razón en esa suposición? ¿Comenzó el gobierno real de Jesús en el primer siglo? La historia nos dice que Jerusalén y el templo fueron destruidos en 70 E.C. No hay disputa sobre eso. ¿Pero cuándo comenzó Jesús a gobernar como rey? Sabemos que regresó al cielo para ser entronizado.  Sabemos que le dijo el Padre que se sentara pacientemente a su lado esperando el momento en que sus enemigos serían sometidos bajo sus pies. (Lucas 19:11-15; Salmo 110:1-7) Entonces, ¿contamos desde entonces? ¿Comenzó su presencia en el año 33 E.C.?

Nerón fue nombrado emperador en el 54 E.C., pero los corintios acuñaron monedas para fechar su presencia solo desde el momento en que visitó su ciudad en el 66 E.C. Esto nos ayuda a ver la importancia de esa palabra para entender lo que Mateo quería decir. Parece que la presencia de Jesús no se cuenta desde que fue nombrado rey, sino desde cuando regresa a la tierra como Rey; cuando vuelve a estar presente con nosotros, pero como Rey para gobernar y efectuar cambios en el mundo.

Hay quienes creen que todas las profecías entregadas por Jesús, incluidas las que se encuentran en Apocalipsis, se cumplieron en el primer siglo. Esta escuela de teología se conoce como el Preterismo y quienes lo defienden se llaman Preteristas.

El hecho de que algunas de las palabras de Jesús se cumplieran en el primer siglo está más allá de cualquier duda razonable. Los hechos de la historia lo confirman. La pregunta es si todas sus palabras se aplican al primer siglo. Algunos sostienen que ese es el caso, mientras que otros postulan la idea de un cumplimiento dual. Una alternativa tercera es que partes de la profecía se cumplieron en el primer siglo, mientras que otras partes aún no se han cumplido.

Habiendo agotado nuestro examen de la pregunta hecha por los discipulos, ahora pasaremos a la respuesta dada por Cristo. Lo haremos en la segunda parte de esta serie de videos.