Jehová Dios creó la vida y también creó la muerte.

Ahora, si yo quiero saber qué es la vida y lo qué ella representa, ¿no tiene sentido ir primero a quien la creó? Lo mismo puede decirse de la muerte. Si quiero saber qué es la muerte y en qué consiste, ¿no sería la fuente definitiva de esa información quien la creó?

Si buscas alguna palabra en el diccionario que describa una cosa o un proceso y encontras varias definiciones, ¿no sería la definición de la persona que creó esa cosa o instituyó ese proceso probablemente la definición más precisa?

¿No sería un acto de arrogancia, de orgullo extremo, poner tu definición por encima de la del creador? Permítanme ilustrarlo de esta manera: Digamos que hay un hombre que es ateo. Ya que él no cree en la existencia de Dios, su visión de la vida y la muerte son existenciales. Para este hombre, la vida es sólo lo que experimentamos ahora. La vida es conciencia, ser conscientes de nosotros mismos y de nuestro entorno. La muerte es la ausencia de vida, la ausencia de conciencia. La muerte es simple inexistencia. Ahora llegamos al día de la muerte de este hombre. Yace en la cama muriendo. Sabe que pronto respirará su último aliento y caerá en el olvido. Dejará de ser. Esta es su firme creencia. Entonces, el momento llega. Su mundo se vuelve negro. Luego, en el siguiente instante, todo es luz. Abre los ojos y se da cuenta de que todavía está vivo pero en un nuevo lugar, en un cuerpo joven y sano.  Resulta que la muerte no es exactamente lo que él pensaba que era.

Ahora, en este escenario, si alguien fuera a ese hombre y le dijera que todavía está muerto; que estaba muerto antes de ser resucitado, y que ahora que ha resucitado, todavía se le considera muerto, pero que tiene la oportunidad de vivir, ¿crees que podría estar un poco más dispuesto a aceptar una definición diferente de vida y muerte de la que tenía antes?

Ves, a los ojos de Dios, que el ateo ya estaba muerto incluso antes de morir y ahora que ha resucitado, todavía está muerto. Pueda que digas, “Pero eso no tiene sentido para mí. ” Pueda decir acerca de ti mismo, “Estoy vivo. No estoy muerto”. Pero de nuevo, ¿estás poniendo tu definición por encima de la de Dios? ¿Recuerdas, Dios? ¿El que creó la vida y el que ha causado la muerte?

Digo esto porque la gente tiene ideas muy fuertes sobre lo que es la vida y que es la muerte e imponen estas ideas en su lectura de las Escrituras. Cuando usted y yo imponemos una idea en nuestro estudio de las Escrituras, estamos participando en lo que se llama eiségesis. Estamos leyendo nuestras propias nociones en la Biblia. La eiségesis es la razón por la que hay miles de religiones cristianas, todas con ideas diferentes. Todos usan la misma Biblia, pero encuentran la manera de hacer que parezca apoyar sus creencias particulares.  No hagamos eso.

En Génesis 2:7 leemos acerca de la creación de la vida humana.

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente.”. (Version Reina Valera 1995 )

Este primer ser humano estaba vivo desde el punto de vista de Dios – ¿hay algún punto de vista más importante que ese? Él estaba vivo porque fue hecho a imagen de Dios, estaba libre de pecado, y como hijo de Dios heredaría la vida eterna del Padre.

Entonces Jehová Dios le dijo al hombre acerca de la muerte.

“…pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás”. (VRV 1995)

Ahora deténgase por un minuto y piense en esto. Adán sabía lo que era un día. Fue un período de oscuridad seguido de un período de luz. Ahora, cuando Adán comió la fruta, ¿murió dentro de ese día de 24 horas? La Biblia dice que vivió por más de 900 años. Entonces, ¿estaba mintiendo Dios? Claro que no. La única manera en que podemos hacer que esto funcione es entender que nuestra definición de morir y muerte no es la misma que la de Dios.

Es posible que haya escuchado la expresión “hombre muerto caminando” que solía usarse de delincuentes convictos que habían sido condenados a la pena de muerte. Significaba que, a los ojos del Estado, estos hombres ya estaban muertos. El proceso que condujo a la muerte física de Adán comenzó el día en que pecó. Estaba muerto desde ese día en adelante.  Dado eso, se deduce que todos los hijos nacidos de Adán y Eva nacieron en el mismo estado. Desde el punto de vista de Dios, estaban muertos. Para decirlo de otra manera, desde el punto de vista de Dios, tú y yo estamos muertos.

Pero tal vez no.  Jesús nos da esperanza:

“En verdad les digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.” (Juan 5:24 Nueva Biblia de las Américas, NBLA).

No puedes pasar de la muerte a la vida a menos que estés muerto para empezar. Pero si estás muerto como tú y yo entendemos la muerte, entonces no puedes escuchar la palabra de Cristo ni creer en Jesús, porque estás muerto. Entonces la muerte de la que el habla aquí no es la muerte que tú y yo entendemos como muerte, sino más bien la muerte como Dios ve la muerte.

¿Tienes un gato o un perro? Si lo tienes, estoy seguro de que amas a tu mascota. Pero también sabes que, en algún momento, esa querida mascota se irá para no volver nunca más. Un gato o un perro vive de 10 a 15 años y luego deja de ser. Bueno, antes de que conociéramos a Dios, tú y yo estábamos en la misma condición.

Eclesiastés 3:19 dice: “Los hombres terminan igual que los animales; el destino de ambos es el mismo, pues unos y otros mueren por igual, y el aliento de vida es el mismo para todos, así que el hombre no es superior a los animales. Realmente, todo es absurdo”. (Nueva Versión Internacional).

No es así como se suponía que debía ser. Fuimos hechos a la imagen de Dios, por lo tanto, debíamos ser diferentes de los animales. Debíamos seguir viviendo y nunca morir.  Para el escritor de Eclesiastés, todo es vanidad. Sin embargo, Dios envió a su hijo para explicarnos exactamente cómo las cosas podrían ser diferentes.

Si bien la fe en Jesús es clave para alcanzar la vida, no es tan simple como eso.  Sé que algunos quieren hacernos creer eso, y si sólo lees Juan 5:24, podrías tener esa impresión.  Sin embargo, Juan no se detuvo ahí.  También escribió lo siguiente sobre cómo obtener vida de la muerte.

“Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte”. (1 Juan 3:14 NBLA).

Dios es amor y Jesús es la imagen perfecta de Dios.  Si pasamos de la muerte heredada de Adán a la vida que heredamos de Dios a través de Jesús, también debemos reflejar la imagen de amor de Dios.  Esto no se hace instantáneamente, sino gradualmente. Como Pablo dijo a los Efesios:

“…  Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo…” (Efesios 4:13 NTV).

El amor del que estamos hablando aquí es el amor abnegado por los demás que Jesús ejemplificó.  Un amor que antepone los intereses de los demás por encima de los nuestros, que siempre busca lo mejor para nuestro hermano o hermana.

Si ponemos fe en Jesús y practicamos el amor de nuestro Padre celestial, dejamos de estar muertos a los ojos de Dios y pasamos a la vida.   Ahora estamos hablando de la vida real.

Pablo le dijo a Timoteo cómo apoderarse de la vida real:

“Diles que trabajen en el bien, que sean ricos en buenas obras, que sean generosos, que estén listos para compartir, atesorando con seguridad para sí mismos una base fina para el futuro, para que puedan obtener un control firme sobre la vida real”. (1 Timoteo 6:18, 19 TNS).

La versión contemporánea en inglés representa el versículo 19 como:  “Esto sentará una base sólida para el futuro, para que sepan cómo es la verdadera vida”.

Si hay una vida real, entonces también hay una irreal. Si hay una vida verdadera, también existe la falsa. La vida que vivimos sin Dios es una vida falsa. Esa es la vida de un gato o un perro; una vida que terminará.

¿Cómo es que hemos pasado de muerte a vida si creemos en Jesús y amamos a nuestros hermanos cristianos? ¿No seguimos muriendo? No, nosotros no. Nos quedamos dormidos. Jesús nos enseñó esto cuando Lázaro murió. Dijo que Lázaro se ha quedado dormido.

“Dijo esto, y después añadió: Nuestro amigo Lázaro se ha dormido; pero voy a despertarlo”. (Juan 11:11 NBLA).

Y eso es exactamente lo que hizo. Lo devolvió a la vida. Al hacerlo, nos enseñó una valiosa lección a través de su discípula, Marta.  Leemos:

“Y Marta dijo a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

 Aun ahora, yo sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. Tu hermano resucitará, le dijo Jesús.

 Marta le contestó: «Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final. 

Jesús le contestó: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”. (Juan 11:21-26 BSB).

¿Por qué dice Jesús que él es tanto la resurrección como la vida? ¿No es eso una redundancia? ¿No son sinónimos “vida” y “resurrección”? No. La resurrección es ser despertado de un estado de sueño. La vida; —ahora estamos hablando de la definición de vida de Dios— la vida significa que uno no puede morir. Puedes resucitar a la vida, pero también puedes resucitar hacia la muerte.

Sabemos por lo que acabamos de leer que, si ponemos fe en Jesús y amamos a nuestros hermanos, pasamos de la muerte a la vida. Pero si resucita alguien que nunca ha puesto fe en Jesús ni ama a sus hermanos, a pesar de que ha sido despertado de la muerte, ¿se puede decir que está vivo?

Pueda que esté vivo desde tu punto de vista, o desde el mío, pero ¿estaría vivo desde el punto de vista de Dios? Esta es una distinción muy importante. Es la distinción que tiene que ver con nuestra salvación. Jesús le dijo a Marta que “todo el que vive y cree en mí nunca morirá”. Ahora, tanto Marta como Lázaro murieron, pero no desde el punto de vista de Dios. Desde su punto de vista, se quedaron dormidos. Una persona que está dormida no está muerta. Los cristianos del primer siglo finalmente entendieron esto.

Fíjate cómo Pablo lo dice cuando escribe a los Corintios sobre las diversas apariciones de Jesús después de su resurrección: “Después de eso, se apareció a más de quinientos de los hermanos y hermanas al mismo tiempo, la mayoría de los cuales todavía viven, aunque algunos se han quedado dormidos”. (Primero Corintios 15:6 Nueva Versión Internacional).

Para los cristianos, no habían muerto, sólo se habían quedado dormidos.

Entonces, Jesús es tanto la resurrección como la vida porque todos los que creen en él realmente no mueren, sino que simplemente se duermen y cuando los despierta, es a la vida eterna. Esto es lo que Juan nos dice como parte del Apocalipsis:

“Entonces vi los tronos, y a los que se sentaron en ellos se les había dado autoridad para juzgar. Y vi las almas de aquellos que habían sido decapitados por su testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, y aquellos que no habían adorado a la bestia o su imagen, y no habían recibido su marca en sus frentes o manos. Y vinieron a la vida y reinaron con Cristo durante mil años. Esta es la primera resurrección. ¡Bienaventurados y santos son los que comparten la primera resurrección! La segunda muerte no tiene poder sobre ellos, pero serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él por mil años”. (Apocalipsis 20:4-6 BSB)

Cuando Jesús resucita a estos, es una resurrección a la vida. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos. Nunca pueden morir. En el video anterior, discutimos el hecho de que hay dos tipos de muerte en la Biblia, dos tipos de vida en la Biblia, y dos tipos de resurrección. La primera resurrección es a la vida y aquellos que la experimentan nunca sufrirán la segunda muerte. Sin embargo, la segunda resurrección es diferente.  No es a la vida, sino al juicio y la segunda muerte todavía tiene poder sobre los resucitados.

Si estás familiarizado con el pasaje de Apocalipsis que acabamos de leer, es posible que hayas notado que dejé algo fuera. Es una expresión entre paréntesis particularmente controvertida. Justo antes de que Juan diga: “Esta es la primera resurrección”, nos dice: “El resto de los muertos no volvieron a la vida hasta que se completaron los mil años”.

Cuando habla del resto de los muertos, ¿está hablando desde nuestro punto de vista o el de Dios? Cuando habla de volver a la vida, ¿está hablando desde nuestro punto de vista o el de Dios? ¿Y cuál es exactamente la base para el juicio de aquellos que regresan en la segunda resurrección?

Esas son preguntas que abordaremos en nuestro próximo video.