Hola, me llamo Eric Wilson.

Una de las prácticas que ha dado lugar a una cantidad enorme de críticas a los testigos de Jehová es su práctica de rechazar a cualquiera que abandone su religión o que sea expulsado por los ancianos por lo que ellos consideran conducta no cristiana. Actualmente hay un pleito ante el tribunal de Bélgica para febrero de 2021 en el que la organización de los testigos de Jehová se acusa de participar en delitos de odio, en gran medida debido a su política de la expulsión.

A los testigos de Jehová no les importa esta crítica. Lo usan como insignia de honor. Para ellos, equivale a una persecución inicua contra los cristianos verdaderos. Se regocijan bajo ataques como estos porque les han dicho que los gobiernos los atacarán y que esto fue profetizado y es una prueba de que son el pueblo de Dios y que el fin está cerca. También se les ha dicho que la expulsión que practican se hace por amor, no por odio.

¿Tienen razón?

En nuestro video anterior, aprendimos que un pecador impenitente debía ser tratado como «pagano o un corrupto cobrador de impuestos», o como dice la Biblia Nueva Traducción Viviente:

“Si aún así la persona se niega a escuchar, lleva el caso ante la iglesia. Luego, si la persona no acepta la decisión de la iglesia, trata a esa persona como a un pagano o como a un corrupto cobrador de impuestos” (Mateo 18:17 NTV).

La Biblia Arcas-Fernandez, rinde “iglesia” como “asamblea” refiriéndose a todos los miembros de la congregación.

“Si tampoco les hace caso a ellos, manifiéstalo a la asamblea. Y, ni siquiera a la asamblea hace caso, tenle por pagano o publicano.” (Mateo 18:17 BAF)

Ahora, para entender el contexto, debemos tener en cuenta que Jesús estaba hablando con judíos cuando les dio este mandato. Si hubiera estado hablando con romanos o griegos, sus palabras sobre tratar al pecador como a un gentil habrían carecido de sentido.

Si vamos a ver esta directiva divina con ojos modernos y dentro de nuestra cultura particular, debemos entender cómo los discípulos judíos de Jesús veían a los no judíos y a los recaudadores de impuestos. Los judíos solo se asociaron con otros judíos. Su trato con los gentiles se limitaba a la realización de negocios y lo que les imponía el gobierno romano. Para un judío, un gentil era inmundo, un adorador de ídolos. En cuanto a los recaudadores de impuestos, estos eran compañeros judíos que recaudaban impuestos para los romanos y, a menudo, se llenaban los bolsillos extorsionando más de lo que tenían derecho. Entonces los veían como colaboradores y extorsionadores. Entonces, los judíos veían a los gentiles y a los recaudadores de impuestos como pecadores y no querían tener nada que ver con ellos socialmente.

Así, cuando los fariseos intentaron criticar a Jesús, dijeron a sus discípulos: «¿Por qué tu maestro come con recaudadores de impuestos y pecadores?» (Mateo 9:11).

Pero…espere un minuto. Jesús les dijo que trataran a un pecador impenitente como a un recaudador de impuestos corrupto, pero Jesús comió con los recaudadores de impuestos. También realizó milagros de curación para los gentiles (ver Mateo 15:21-28; Lucas 7:1-10) ¿Estaba Jesús dando a sus discípulos un mensaje contradictorio?

Ya he dicho esto antes, y estoy seguro de que lo diré muchas veces más: si quieres entender el mensaje de la Biblia, es mejor mantener el concepto de familia en el fondo de tu mente. Se trata de familia. No se trata de que Dios vindique su soberanía. (Esas palabras ni siquiera aparecen en la Biblia). Jehová   Dios no tiene que justificarse a sí mismo. No tiene que demostrar que tiene derecho a gobernar. El tema de la Biblia se trata de la salvación; de la restauración de la humanidad a la familia de Dios.

Ahora, los discípulos eran como familia para Jesús. Se refirió a ellos como hermanos y amigos. Se asoció con ellos, comió con ellos, viajó con ellos. Cualquier contacto fuera de ese círculo familiar era siempre para promover el reino, no para el compañerismo. Entonces, si vamos a entender cómo debemos tratar a los pecadores que no se arrepienten y que son nuestros hermanos y hermanas espirituales, debemos mirar a la congregación del primer siglo.

Vaya conmigo a Hechos 2:42 para ver como adoraban al principio.

“Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración” (La Biblia de Las Américas).

De aquí desprendemos 4 elementos:

  1. Estudiaban juntos.
  2. Asociaron juntos.
  3. Comieron juntos.
  4. Oraron juntos.

¿Las iglesias de hoy hacen esto?

Eran pequeños grupos parecidos a una familia, sentados alrededor de una mesa, comiendo juntos, hablando de cosas espirituales, animándose los unos a los otros, orando juntos.

Hoy en día, raro ver a las denominaciones cristianas practicando la adoración de esta manera.

Como testigo de Jehová, fui a reuniones en las que me senté en una fila mirando al frente mientras alguien hablaba desde la plataforma.  No se podía cuestionar lo que decía. Luego cantamos una canción y algún hermano elegido por los ancianos oró. Tal vez conversamos con amigos durante unos minutos después de la reunión, pero luego todos nos fuimos a casa, de regreso a nuestras vidas. Si entraba una persona expulsada, me enseñaron a no reconocer su existencia ni siquiera con una mirada o una palabra de saludo.

¿Es eso lo que Jesús quiso decir cuando los comparó con los recaudadores de impuestos corruptos y los gentiles? Jesús se comunicó con los gentiles. Incluso los sanó. También comía con recaudadores de impuestos. Algo anda muy mal en la forma en que los testigos de Jehová interpretan las palabras de Jesús.

Volviendo al modelo de reuniones de congregaciónes  que se siguió en el primer siglo, si se reunieran en una casa privada, se sentaran a comer, disfrutaran de una conversación espiritual durante la cena, participaran en una oración grupal en la que cualquiera podía orar, ¿se sentiría cómodo haciendo eso con un pecador impenitente presente?

¿Ve la diferencia?

Un ejemplo de cómo se aplicó esto en la congregación del siglo primero se encuentra en el libro de Tesalonicenses donde Pablo da el siguiente consejo:

“Ahora les damos órdenes, hermanos, en el nombre del Señor Jesucristo, de que se aparten de todo hermano que ande desordenadamente y no según la tradición que ustedes recibieron de nosotros….Porque estamos oyendo que algunos están andando desordenadamente entre ustedes, y no hacen ningún trabajo, sino que se entremeten en lo que no les atañe…Por su parte, hermanos, no desistan de hacer lo correcto. Pero si alguno no es obediente a nuestra palabra mediante esta carta, mantengan a este señalado, dejen de asociarse con él, para que se avergüence. Y, no obstante, no estén considerándolo como enemigo, sino continúen amonestándolo como a hermano.”
(2 Tesalonicenses 3: 6, 11, 13-15 TNM).

A los testigos de Jehová les gusta categorizar las palabras de Pablo aquí como una política de marcar, no expulsar. Necesitan hacer esta distinción, porque Pablo nos dice que “dejen de asociarse con él”, pero agrega que aún debemos continuar amonestándolo como hermano. Eso no encaja con la política de expulsión de los testigos de Jehová. Entonces, tuvieron que inventar un nuevo término medio. Aquí no habla de expulsar, sino de «marcar». Para marcar a la persona, los ancianos no pueden nombrarlo desde la plataforma, como hacen cuando expulsan. En cambio, los ancianos deben dar un discurso en que marcan a la persona mediante condenar la actividad particular que practica, como salir en cita con una no Testigo, y se supone que todos sabrán a quién se refiere.

Pero piense detenidamente en las palabras de Pablo. Dice que nos apartemos del hermano, o sea que ya no asociemos con él, sin embargo, nos dice que lo seguimos tratando como hermano. ¿Se habrían asociado los cristianos judíos del primer siglo con un recaudador de impuestos o con un gentil? No. Sin embargo, las acciones de Jesús muestran que un cristiano amonestaría a un recaudador de impuestos o a un gentil con miras a salvarlo. Lo que Pablo quiere decir es dejar de andar con esta persona como si fuera un amigo, un paisano, pero aun así considerar su bienestar espiritual y tratar de salvarlo.

Pablo describe una actividad en particular que uno no podría considerar fácilmente como pecado, sin embargo, instruye a los miembros de la congregación a actuar de la misma manera hacia esa persona como lo harían con alguien que comete un pecado fácilmente reconocible. Note, también, que él no habla con un cuerpo de ancianos, sino con cada miembro de la congregación. Esta decisión de asociarse o no debía ser personal, no el resultado de una política dictada por alguna autoridad gobernante.

Esta es una distinción muy importante. De hecho, el sistema judicial diseñado por los testigos de Jehová para mantener limpia a la congregación en realidad funciona para garantizar lo contrario. En realidad, asegura que la congregación se corrompa. ¿Cómo es posible eso?

Analicemos. Comenzaremos examinando algunos de los pecados de los cuales habla Jesús en Mateo 18:15-17. Pablo advirtió a los Gálatas que “las obras de la carne son manifiestas, y son: fornicación, inmundicia, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, enemistades, contiendas, celos, arrebatos de cólera, altercaciones, divisiones, sectas, borracheras, diversiones estrepitosas, y cosas semejantes a estas. En cuanto a estas cosas, les aviso de antemano, de la misma manera como ya les avisé, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. (Gálatas 5:19-21)

Cuando dice, «y cosas semejantes a estas», está incluyendo cosas como la mentira y la cobardía que reconocemos por Apocalipsis 21:8; 22:15 que son también cosas que le mantienen a uno fuera del Reino.

Determinar qué es una obra de la carne es una simple elección binaria. Si amas a Dios y al prójimo, no practicarás las obras de la carne. Si odias a tu prójimo y te amas a ti mismo por encima de todas las cosas, naturalmente practicarás las obras de la carne.

¿Qué dice la Biblia sobre el tema?

“Los hijos de Dios y los hijos del Diablo se hacen evidentes por este hecho: Todo el que no se ocupa en la justicia no se origina de Dios, tampoco el que no ama a su hermano.” (1 Juan 3:10)

Si no amas a tu hermano, eres el hijo del diablo, la simiente de Satanás.

Fui anciano de los testigos de Jehová durante 40 años. Pero en todo ese tiempo, nunca supe de nadie expulsado por mentira, celos, arrebatos de cólera, envidia, altercaciones. Fúmate un cigarrillo o un porro y adiós muchacho. Estás afuera.  Pero maltrata a tu esposa, hablas chismes maliciosos, idolatrarás a los hombres, mientes, y nada te pasa. Conocía a muchos que actuaron descaradamente, y no les pasó nada.  Más que eso, tienden a ser los más prominentes. Eso tiene sentido, ¿no? Si un hombre carnal llega a una posición de poder, ¿a quién es probable que designe como colega?  ¿Un hombre espiritual?  No. Cuando los que están en el poder son los únicos que nombran a los que estarán en el poder, tienes una receta para el amiguismo.

¿Ve por qué podemos decir que el sistema judicial de los testigos de Jehová, en lugar de mantener limpia a la congregación, en realidad la corrompe?

Déjame ilustrar.

Digamos que hay un anciano en su congregación que practica regularmente las obras de la carne. Tal vez miente mucho, se involucre en chismes dañinos o abusa a su mujer. ¿Qué deberías hacer? Tomemos un ejemplo de la vida real. Tenemos el caso de un anciano quien abusó sexualmente de un niño. Sin embargo, con un solo testigo, el pequeña, no pasó nada. Lo negó y continuó sirviendo. Entonces, sabiendo tú que es abusador de niños, decides tratarlo como un hombre de las naciones y un recaudador de impuestos. No te asocias con él. Si sales al grupo de servicio de campo y él te asigna a acompañarlo, te niegas a ir. Si tienes un picnic o una fiesta, no lo invitas; y si aparece, le pides que se vaya. Si sube a la plataforma para dar un discurso, tú con la familia se levantan y se van. Estás aplicando el tercer paso de Mateo 18:17.

¿Qué piensas tú que sucederá? Sin duda, el cuerpo de ancianos te acusará de causar divisiones, de tener una conducta relajada al desafiar su autoridad. Consideran que el hermano está en un estado aprobado y a ti te toca conformarte.

No le permitirán aplicar el mandato de Jesús en Mateo 18. Eso es solo para ellos aplicar. En cambio, tienes que ser obediente a los mandatos de estos hombres. Están tratando de obligarlo a asociarse con alguien que es un pecador en violación del mandato de Jesús. Y si te niegas, es muy posible que te expulsen. Si decide dejar la congregación, aún lo expulsarán, aunque lo llamarán disociación. Una distinción sin diferencia. Entonces quitarán la libertad de elección de todos los demás al obligarlos a que también te rechacen a ti.

En este punto, es conveniente que nos detengamos para aclarar algo. La expulsión, según lo define la organización de los testigos de Jehová, es una brecha total de asociación interacción entre el individuo expulsado y todos los miembros de su congregación mundial. El mundo exterior lo llama rechazo o rehuir. Se necesita un comité judicial formado por los ancianos de la congregación para expulsar oficialmente a alguien. Todos los demás tienen que obedecer la directiva, aunque no conozcan la naturaleza del pecado. Nadie puede perdonar o readmitir al pecador tampoco. Solo el comité judicial original puede hacer eso. No hay base en la Biblia para este arreglo. Va en contra de las escrituras. También es profundamente hiriente y odioso, porque intenta forzar la obediencia a los hombres a través del miedo al castigo y no por el amor a Dios.

Es extorsión teocrática, obediencia por chantaje. O obedeces a los ancianos o serás castigado. Prueba de ello es la abominación que es la disociación.

Cuando Nathan Knorr y Fred Franz instituyeron la expulsión por primera vez en 1952, se encontraron con un problema. Qué hacer con alguien que se unió al ejército o votó en una elección. No podían expulsarlos sin incurrir en graves violaciones de la ley estadounidense. A Franz se le ocurrió la solución de la disociación. “Oh, no expulsamos a nadie por hacer eso, pero ellos han elegido dejarnos por su propia voluntad. Se han desasociado. No los rechazamos.  Ellos nos rechazan a nosotros. Ellos han salido por su cuenta.

Culpan a sus víctimas por el sufrimiento que ellos mismos infligen.

El rechazo, la expulsión o la disociación que practican los testigos de Jehová son términos sinónimos y esta práctica va en contra de la ley del Cristo, la ley del amor.

Pero no vayamos al otro extremo. Recuerda que el amor siempre busca lo mejor para los demás. El amor no permite comportamientos dañinos ni perjudiciales. No queremos convertirnos en facilitadores, haciendo la vista gorda ante la actividad dañina. Si no hacemos nada cuando vemos a alguien practicando el pecado, ¿cómo podemos afirmar que amamos verdaderamente a esa persona? El pecado voluntario destruye nuestra relación con Dios. ¿Cómo puede eso ser algo más que dañino?

Judas advierte:

“Porque ciertos hombres han entrado encubiertamente, los cuales desde antes fueron ordenados para esta condenación, hombres impíos, que cambian la gracia de nuestro Dios en libertinaje, negando al único Señor Dios, y a nuestro Señor Jesucristo”. (Judas 4 Reina Valera 2010)

En Mateo 18:15-17, nuestro Señor Jesucristo estableció claramente un procedimiento a seguir cuando alguien en nuestra congregación practica el pecado sin arrepentimiento. No debemos hacer la vista gorda. Estamos obligados a hacer algo si queremos complacer a nuestro Rey.

Pero, ¿qué se supone que debemos hacer exactamente? Si espera encontrar una regla única para todos los casos, se sentirá decepcionado. Ya hemos visto lo mal que funciona eso con los testigos de Jehová. Han tomado dos pasajes de las Escrituras que veremos en breve, uno sobre un incidente en Corinto y otro que es un mandato del apóstol Juan, y han elaborado una fórmula que cubre toda clase de pecado. Dice así. Si comete un pecado basado en una lista que hemos compilado y no se arrepiente en cenizas y saco, entonces lo expulsaremos.

El camino cristiano no es blanco y negro. No se basa en reglas, sino en principios. Y estos principios no los aplica un cuerpo gobernante, sino que se aplican de forma individual. No puedes culpar a nadie más que a ti mismo si te equivocas, y puedes estar seguro de que Jesús no tomará «solo estaba siguiendo órdenes» como una excusa válida para hacer las cosas mal.

Las circunstancias cambian. Lo que podría funcionar al lidiar con un tipo de pecado, puede no funcionar al lidiar con otro. Los pecados con los que Pablo trata cuando habla con los tesalonicenses podrían ser tratados al dejar de asociarse y al mismo tiempo amonestar de manera fraternal a los que ofenden. Pero, ¿qué pasaría si el pecado fuera notorio? Veamos otro relato sobre algo que sucedió en la ciudad de Corinto.

“En efecto, se oye que entre ustedes hay inmoralidad, y una inmoralidad tal como no existe ni siquiera entre los Gentiles, al extremo de que alguien tiene la mujer de su padre. ¡Y ustedes se han vuelto arrogantes en lugar de haberse entristecido, para que el que de entre ustedes ha cometido esta acción fuera expulsado de en medio de ustedes! (1 Corintios 5:1, 2 NBL)

“En mi carta les escribí que no anduvieran en compañía de personas inmorales. No me refería a la gente inmoral de este mundo, o a los codiciosos y estafadores, o a los idólatras, porque entonces tendrían ustedes que salirse del mundo. Sino que en efecto les escribí que no anduvieran en compañía de ninguno que, llamándose hermano, es una persona inmoral, o avaro, o idólatra, o difamador, o borracho, o estafador. Con esa persona, ni siquiera coman. Pues ¿por qué he de juzgar yo a los de afuera? ¿No juzgan ustedes a los que están dentro de la iglesia? Pero Dios juzga a los que están fuera. EXPULSEN AL MALVADO DE ENTRE USTEDES.” (1 Corintios 5:9-13 NBL)

Ahora avanzaremos alrededor de medio año. En su segunda carta a los Corintios, Pablo escribe:

“Pero si alguien ha causado tristeza, no me la ha causado a mí, sino hasta cierto punto, para no exagerar, a todos ustedes. Es suficiente para tal persona este castigo que le fue impuesto por la mayoría; así que, por el contrario, ustedes más bien debieran perdonarlo y consolarlo, no sea que en alguna manera éste sea abrumado por tanta tristeza. Por lo cual les ruego que reafirmen su amor hacia él. Pues también con este fin les escribí, para ponerlos a prueba y ver si son obedientes en todo. Pero a quien perdonen algo, yo también lo perdono. Porque en verdad, lo que yo he perdonado, si algo he perdonado, lo hice por ustedes en presencia de Cristo (el Mesías), para que Satanás no tome ventaja sobre nosotros, pues no ignoramos sus planes.” (2 Corintios 2:5-11 NBL)

Ahora, lo primero que debemos entender es que la decisión de romper la asociación es personal. Nadie tiene derecho a ordenarle que lo haga. Eso es particularmente claro aquí por dos razones. La primera es que las cartas de Pablo estaban dirigidas a las congregaciones y no a cuerpos individuales de ancianos. Su consejo debía ser leído por todos. La segunda es que afirma que el castigo fue impuesto por la mayoría, no por todos, como sería el caso en una congregación de los testigos de Jehová donde todos obedecen al cuerpo de ancianos o son castigados ellos mismos.  Parece que algunos decidieron no aplicar el consejo de Pablo, pero fue suficiente que la mayoría lo hizo. Esa mayoría produjo un resultado positivo.

En este caso, Pablo le dice a la congregación que ni siquiera coma con el hombre.  Eso no lo dijo al escribir a los de Tesalónica. ¿Por qué? Solo podemos especular. Pero aquí están los hechos: el pecado se conoció públicamente y fue considerado escandaloso incluso por los paganos. Pablo específicamente le dice a la congregación que no les ordenó a no asociarse con los del mundo aunque fueron inmorales, ya que eso significaría que tendrían que salir del mundo mismo. Sin embargo, las cosas son diferentes si la persona inmoral es un hermano. Si un pagano viera a un cristiano en una comida en un lugar público con otro pagano, el cristiano no se vería afectado automáticamente por tal asociación. Con toda probabilidad, el pagano pensaría que el cristiano estaba tratando de convertir al pagano. Sin embargo, si ese pagano viera a un cristiano comiendo con otro cristiano conocido por prácticas sexuales escandalosas, pensaría que el cristiano aprobó tal conducta. El cristiano quedaría contaminado por la asociación con el pecador.

El arreglo de las reuniónes del primer siglo se define en Hechos 2:42, como ya hemos considerado. ¿Le gustaría sentarse en un arreglo familiar para comer juntos, orar juntos, estudiar la palabra de Dios juntos, y pasar el pan y el vino que simbolizan nuestra salvación, con alguien que está involucrado en una conducta sexual inapropiada y escandalosa?

Sin embargo, aunque Pablo dijo que ni siquiera comiera con tal hombre, no dijo «ni siquiera hables con él». Si practicamos eso, iríamos más allá de lo que está escrito. Hay personas con las que no me gustaría compartir una comida, pero aún así les hablaría. Después de todo, ¿cómo puedes amonestar a alguien como hermano si ni siquiera le hablas?

Además, el hecho de que solo hubieran pasado meses antes de que Pablo recomendara que volvieran a darle la bienvenida indica que la acción tomada por la mayoría produjo buenos frutos. Ahora corrían el peligro de ir en la otra dirección: de ser demasiado permisivos a ser duros de corazón e implacables. Cualquiera de los dos extremos es desamor.

Me gusta como lo rinde la Reina Valera, 2 Corintios 2:11:

“para que no nos gane Satanás; pues no ignoramos sus maquinaciones.” (Reina Valera Gómez)

Y también la Biblia Jubileo:

“para que no seamos engañados de Satanás, pues no ignoramos sus maquinaciones.” (Biblia Jubileo 2000)

Les dijo que perdonaran al hombre para que Satanás no los engañara ni los ganara, ya que estaban al tanto de sus planes. En otras palabras, al negar el perdón, harían la obra de Satanás, trabajando por él por decirlo así.

Ésta es una lección que el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová no ha aprendido. A través de videos de la convención, escuelas para ancianos y la ley oral transmitida a través de la red de Superintendentes de Circuito, la organización impone un período mínimo para el perdón de pecados que no debe durar menos de 12 meses y, a menudo, más largo. No permitirán que las personas otorguen perdón en sus propios términos e incluso castigarán a quienes lo intenten. Se espera que todos hagan su parte en lo que es un trato condescendiente y humillante de alguien que está arrepentido. Al no seguir el consejo divino dado a los corintios, Satanás ha explotado sistemáticamente a los testigos de Jehová. Le han dado al dios de la oscuridad la ventaja. Parece que de hecho ignoran sus planes.

Para defender la práctica de los testigos de Jehová de no decir ni un simple «hola» a un expulsado, algunos señalarán a 1 Juan 7-11 que dice:

“Porque muchos engañadores han salido al mundo, personas que no confiesan a Jesucristo como venido en carne. Este es el engañador y el anticristo. Cuídense, para que no pierdan las cosas para producir las cuales hemos trabajado, sino que obtengan un galardón pleno. Todo el que se adelanta y no permanece en la enseñanza del Cristo no tiene a Dios. El que sí permanece en esta enseñanza es el que tiene al Padre y también al Hijo.  Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo.  Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas”. (2 Juan 7-11)

Una vez más, esta no es una regla para toda circunstancia. Tenemos que considerar el contexto. Cometer un pecado de debilidad humana no es lo mismo que pecar voluntariamente y con intención dañina. Cuando peco, puedo pedirle perdón a Dios sobre la base de mi bautismo a través del cual reconozco a Jesús como mi salvador. Este bautismo me otorga una conciencia limpia ante Dios, porque es un reconocimiento del sacrificio expiatorio del pecado que Dios nos dio a través de su hijo que vino en la carne para redimirnos a todos. (1 Pedro 3:21)

Juan está hablando aquí de un individuo que es un anticristo, un engañador, uno que niega que Cristo vino en carne y uno que no ha permanecido en la enseñanza de Cristo. Más que eso, este individuo está tratando de persuadir a otros para que lo sigan en su curso rebelde. Este es un verdadero apóstata. Y. sin embargo, incluso aquí, Juan no nos dice que no escuchemos a alguien simplemente porque nos han dicho que no.  Más bien, él espera que lo escuchemos y evaluemos por nosotros mismos, porque dice “si alguien viene a ti y no trae esta enseñanza…” Por lo tanto, depende de cada uno de nosotros escuchar y evaluar cada enseñanza que escuchamos antes de tomar cualquier acción.

Los eruditos generalmente están de acuerdo en que John estaba señalando a los gnósticos que eran una influencia creciente y corruptora en la congregación del primer siglo.

El consejo de John se ocupa de manejar casos de verdadera apostasía. Tomar eso y aplicarlo a cualquier tipo de pecado, es nuevamente hacer una regla única para todos los casos. No, no.  Así no se hace.  Estamos perdiendo el punto.  No aplicamos el principio del amor al hacer esto.  En cambio, apostamos por una regla que no nos obliga a pensar ni a tomar una decisión responsable.

¿Por qué Pablo dice que ni siquiera se debe saludar a un apóstata?

Permítanme hacer una pausa aquí y aclarar que por apóstata no me refiero a alguien que se opone a su creencia religiosa. Estamos hablando de la verdadera apostasía que se opone a Jesús y la enseñanza de Cristo. Entonces, nuevamente, ¿por qué Pablo dice que ni siquiera se le dé un saludo a tal persona? No nos dejemos llevar por la comprensión occidental de lo que significa “saludar”. En cambio, consideremos cómo otras traducciones traducen este versículo:

  • «Cualquiera que les dé la bienvenida …» (Nueva Versión Internacional)
  • «Cualquiera que anime a esas personas …» (Nueva Traducción Viviente)
  • «Para el que le dice que se regocije …» (Biblia de estudio de Berea)
  • “Para el quien lo despide con “que Dios le bendiga”. (Biblia Rey Jaime)
  • «Para cualquiera que les desee paz …» (Traducción de las Buenas Nuevas)

¿Daría la bienvenida, animaría o se regocijaría con alguien que se opone activamente a Cristo? ¿Le desearías buena suerte o que fuera con la bendición de Dios?

Hacerlo sería implicar que lo apruebas y, por lo tanto, te conviertes en participante con él en su pecado.

En resumen

A medida que salimos de la religión falsa y nos acercamos a la adoración verdadera, queremos seguir solo al Cristo, y no a los hombres. En Mateo 18:15-17, Jesús nos dio los medios para lidiar con los pecadores impenitentes dentro de la congregación. Pablo nos ayudó a ver cómo aplicar ese consejo de una manera práctica usando situaciones que prevalecieron en Tesalónica y Corinto. A medida que el primer siglo llegaba a su fin y la congregación se enfrentaba al desafío de la marea creciente de gnosticismo que amenazaba la base misma del cristianismo, el apóstol Juan nos dio una dirección clara sobre cómo aplicar las instrucciones de Jesús. Pero depende de cada uno de nosotros aplicar personalmente esa dirección divina. Ningún hombre ni grupo de hombres tiene la autoridad para decirnos con quién nos asociemos. Tenemos toda la guía que necesitamos de la Biblia. Las palabras de Jesús y el espíritu santo nos dirigirán al mejor curso de acción. En lugar de reglas estrictas y rígidas, dejaremos que el amor a Dios y al prójimo sea lo que nos guíe para encontrar el mejor curso de acción para todos los interesados y afectados.

Antes de terminar, hay un tema más que me gustaría discutir. Seguramente habrá quienes vean este video y querrán defender el sistema judicial de los testigos de Jehová.  Me imagino que afirmarán que estamos siendo innecesariamente críticos y que debemos entender que Jehová Dios está usando al Cuerpo Gobernante como su canal. Siendo eso así, razonan que a pesar del hecho que no figuran en la biblia el sistema de comités de tres hombres ni las políticas con respecto a la expulsión, la disociación y la readmisión, es el canal designado por Jehová el que los declara como válidos y bíblicos en la época actual.

Muy bien, veamos qué tiene que decir este canal sobre la expulsión.  De su propia boca vendrá la condenación.

Hablando de la Iglesia Católica, el número del 8 de enero de 1947 de Awake! (¡Despertad! en ingles) tenía esto que decir en la página 27 bajo el título, «¿También está excomulgado?»

“La autoridad para la excomunión, afirman, se basa en las enseñanzas de Cristo y los apóstoles, como se encuentra en las siguientes escrituras: Mateo 18: 15-18; 1 Corintios 5: 3-5; Gálatas 1: 8,9; 1 Timoteo 1:20; Tito 3:10. Pero la excomunión de la Jerarquía, como castigo y remedio «medicinal» (Enciclopedia Católica), no encuentra apoyo en estas escrituras. De hecho, es completamente ajeno a las enseñanzas bíblicas (Hebreos 10: 26-31). … A partir de entonces, a medida que aumentaron las pretensiones de la Jerarquía, el arma de la excomunión se convirtió en el instrumento mediante el cual el clero alcanzó una combinación de poder eclesiástico y tiranía secular que no encuentra paralelo en la historia. Los príncipes y potentados que se oponían a los dictados del Vaticano fueron empalados rápidamente en las lanzas de la excomunión y colgados sobre los fuegos de la persecución».

¿Te suena familiar? Es fascinante que tan solo cinco años después, en 1952, nació la práctica moderna de los Testigos de Jehová   de expulsar. Es solo una excomunión con otro nombre. Con el tiempo, se ha ampliado hasta convertirse prácticamente en una copia al carbón del «arma de excomunión» que tan rotundamente condenaron en 1947. Considere esta carta a los superintendentes de circuito fechada el 1 de septiembre de 1980:

“Tenga en cuenta que para ser expulsado, un apóstata no tiene que ser un promotor de puntos de vista apóstatas. Como se menciona en el párrafo dos, página 17 de la Atalaya [Watchtower] del 1 de agosto de 1980, “La palabra ‘apostasía’ proviene de un término griego que significa ‘un alejamiento’, ‘un alejamiento, defección’, ‘rebelión, abandono’. Por lo tanto, si un cristiano bautizado abandona las enseñanzas de Jehová, tal como las presenta el esclavo fiel y discreto [ahora conocido como el Cuerpo Gobernante] y persiste en creer otra doctrina a pesar de la reprensión bíblica, entonces está apostatando. Deben realizarse grandes y amables esfuerzos para reajustar su pensamiento. Sin embargo, si, después de que se han realizado esfuerzos tan extensos para reajustar su pensamiento, continúa creyendo en las ideas apóstatas y rechaza lo que se le ha proporcionado a través de la «clase de esclavo, se debe tomar la acción judicial apropiada».

¿Hay algo remotamente cristiano en tal política? Si no estás de acuerdo con ellos, no basta con callarte, con la boca cerrada. Si simplemente no está de acuerdo con sus enseñanzas en su corazón, debe ser expulsado y apartado de toda su familia y amigos. Y no vayan pensando que eso fue entonces, pero que se ha corregido.  De hecho, las cosas van de mal en peor.

En la asamblea de distrito de 2012, en una parte titulada “Evite poner a prueba a Jehová en su corazón”, se les dijo a los Testigos que pensar que el Cuerpo Gobernante había cometido un error era equivalente a pensar que Jehová les había entregado una serpiente en lugar de un pescado. Incluso si un Testigo guardaba silencio y creía en su propio corazón que algo que le estaban enseñando estaba mal, era como los israelitas rebeldes que iban “probando a Jehová en su corazón”.

Luego, en el programa de la asamblea de circuito de ese año, durante una parte titulada “¿Cómo podemos mostrar unidad de mente?”, declararon que “para estar ‘adecuadamente unidos’, no solo debemos ‘hablar de acuerdo’ sino también ‘pensar en acuerdo ‘(2 Co 13:11)” En ese momento también estipulaban que no solo valía estar de acuerdo en cuanto a lo que decía la biblia, sino lo que decían las publicaciones.  Así que elevaron las publicaciones a nivel de las escrituras sagradas.  Tenemos que pensar de acuerdo a lo que publican para que podamos estar unidos en pensamiento y unidos a Jehová.

Muchas personas están preocupadas por la libertad de expresión en estos días, pero el Cuerpo Gobernante no solo quiere controlar lo que dices, sino incluso lo que piensas, y si tu forma de pensar es incorrecta, están más que dispuestos a castigarte con la mayor severidad posible mediante la expulsión.

Algunos alegan que la sociedad Watchtower o el cuerpo gobernante de los testigos de Jehová no es un culto de control mental.  Pero si se puede expulsar a alguien por pensar diferente, entonces sí están esforzándose por controlar la mente y no solo las actividades. Piénsalo seriamente.

Nuevamente, ¿dónde está el amor de Cristo en todo esto?

Condenaron a la Iglesia católica por una política que solo cinco años después adoptaron ellos mismos. Este es un caso clásico de hipocresía eclesiástica.

En cuanto a cómo debemos ver las prácticas judiciales de los testigos de Jehová, les dejo estas palabras de nuestro Señor Jesucristo para que mediten:

“Aptamente profetizó Isaías acerca de ustedes, hipócritas, como está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. En vano me siguen adorando, porque enseñan como doctrinas mandatos de hombres’. Soltando el mandamiento de Dios, ustedes tienen firmemente asida la tradición de los hombres”. (Marcos 7:6-8)

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